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Es el hambre, estúpido

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En 1992, James Carville, estratega del entonces candidato y luego presidente de los Estados Unidos, Bill Clinton, acuñó la frase “es la economía, estúpido” para enfocar la estrategia de campaña que enfrentaría al demócrata contra el republicano Bush padre. 

Con la frase (y el adjetivo “estúpido” para confirmar la obviedad del asunto), Carville pretendía llevar la discusión pública a los asuntos que más tocaban al electorado en general, en un país en el que el crecimiento económico y las condiciones de vida de las personas han sido fundamentales a la hora no solo de jugar en el escenario electoral, sino en la gestión misma del gobierno.

Parafraseando a Carville, me gustaría poner sobre la mesa -casi literalmente- un tema central para los próximos cuatro años de un nuevo gobierno en la ciudad, y decirle al alcalde Federico Gutiérrez que de su concentración y obsesión por empujarlo en su Plan de Desarrollo depende que un gran porcentaje de las personas de Medellín no tenga hambre. “Es el hambre, estúpido”

Según Medellín Cómo Vamos, “el 28% de los ciudadanos afirmó que en su hogar no hay acceso a las tres comidas diarias por falta de alimento”; eso son, más o menos, 720 mil personas. La pregunta siguiente es qué comen en el primer y segundo plato, la calidad de los alimentos, pregunta que no sólo debería ser dirigida a este porcentaje de la población, sino a la totalidad de los habitantes de la ciudad, pero las políticas se tratan sobre todo de tener foco, entonces con que la abordemos desde la porción presentada por la organización ya plantea un reto enorme. 

Medellín enfrenta una crisis social profunda que, aunque no fue producto sólo de la alcaldía anterior, sí se ahondó por su corrupción, escenario en el que la dignidad de los más pobres fue pisoteada por unos sinvergüenzas que volvieron lo público un negocio privado; es por eso que las acciones correctivas deben enfocarse en ellos, que son los que necesitan con urgencia un gobierno cercano a sus realidades y eficiente a la hora de resolver los problemas de una cotidianidad que los golpea a diario.

Federico, usted llegó a una casa a la que se le robaron hasta los sanitarios; no va a tener tiempo más que de reorganizarla porque, además, cuenta con pocos recursos por culpa de unos ladrones que cogieron a martillazos la caja fuerte y se llevaron todo lo que encontraron, pero, ya es alcalde, así que debe gobernar. Entonces, como ciudadano y votante le pido que uno de sus hechos de gobierno, ojalá el más importante, sea combatir el hambre que sufren alrededor de SETECIENTAS MIL PERSONAS en Medellín.

Es el hambre, Federico.

Otros escritos de este autor: https://noapto.co/daniel-yepes-naranjo/

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