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El mundo en el que queremos vivir, el tipo de sociedad que construimos y la calidad de vida que queremos, están definitivamente determinadas por muchas circunstancias por fuera de nuestro control, especialmente cuando las oportunidades escasean y los obstáculos para crecer abundan, es decir, cuando hay condiciones económicas, sociales y personales adversas.
Todo eso es verdad y no debería ser ignorado, pero, al entender que la existencia de esos obstáculos y circunstancias escapa de cualquier posibilidad de control, ¿no es peor quedarse atrapados y determinados por ellos? ¿Por qué no enfocar la atención y los esfuerzos en aquello que sí podemos decidir y cambiar? ¿Para qué gastar energía y tirar la posibilidad de hacer algo más?
Todo esto, a nivel personal, es fundamental comprenderlo y vivirlo, lo que evidentemente no es una tarea fácil y muchas veces todo va a estar en contra nuestra, pero, ¿no es una vida con sentido lo que todos queremos?
No solo a nivel personal, sino a nivel colectivo, como especie, como humanidad que habita este planeta en el que, con nuestras acciones y estilos de vida, hemos logrado llegar a puntos de inflexión que demandan urgencia y transformación. Y aquí es donde voy con mi punto: si ya hemos decidido directa o indirectamente vivir en un planeta en el que creemos que todo es posible y que todo está justificado, podemos entonces dar la vuelta y decidir vivir en un planeta en el que todos quepamos y tengamos un lugar; en el que se piense en el otro y en lo otro para actuar; en el que se midan los impactos y consecuencias de los actos; en el que la vida predomine sobre los intereses particulares y egoístas.
Esa elección la hacemos vos y yo, todos los días ¿Con cuál te vas a quedar?
Otros escritos de este autor: https://noapto.co/esteban-perez/