El paro camionero mostró la debilidad del gobierno actual, y contrario a quienes lo alaban por la rapidez al solucionarlo, veo en el afán una muestra tanto de habilidad política de Petro al reconocer su vulnerabilidad, como la evidencia de su decadencia. El paro ponía en crisis su narrativa y la viabilidad económica, salvaron la primera pero profundizaron su problema de plata.

Salvaron la narrativa porque estaban expuestos a la absoluta contradicción, tener a Petro enfrentado a un paro y utilizando la Fuerza Pública para levantar los bloqueos es la mayor criptonita para su proyecto, pues es luchar contra lo que juraron defender durante décadas. El problema para ellos es que la solución fue seguir subsidiando el ACPM y el gobierno lleva meses quejándose por la falta de plata, ahondaron su problema.

No recaudaron lo esperado, recortaron el presupuesto y aún así se quedaron cortos, la situación económica no ayuda para nada y el Congreso parece hostil a aprobarles una segunda reforma tributaria, de hecho, el presidente del Senado advirtió que tienen la mayoría para que el presupuesto sea aprobado por 12 billones menos, es decir, justo la cantidad que el gobierno esperaba recibir por nuevos impuestos.

El punto siempre ha sido la plata, de hecho, las reformas de Petro siempre han buscado que sea el gobierno el que administre el dinero de la salud y de las pensiones. No es algo nuevo, la izquierda populista latinoamericana solo ha podido sostenerse creando bases electorales a partir de cantidades inmensas de subsidios que requieren un monto inconmensurable de dinero.

Y gracias a la independencia del Banco de la República, bastante criticada por Petro, él no puede usar uno de sus hiperinflacionarios trucos: imprimir billetes. Le queda entonces depender del cada vez más apretado presupuesto. Escenario ideal para la derecha, un presidente de discursos fantasiosos, incapaz de ejecutar los recursos que tiene y cada vez con menos capital político para multiplicarlos ¡Hay esperanza!

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