El desengaño del cambio

El desengaño del cambio

Me gusta entender el gobierno de Gustavo Petro como un proceso de duelo, una tusa por la que tienen que pasar los 11 millones de colombianos que creyeron en él. Nos costó mucho tiempo salir de la etapa de negación, pero afortunadamente el presidente profundiza en sus errores y en su descaro, llevándonos a velocidad acelerada a la etapa de depresión. Hoy un petrista es un enguayabado amanecido que está escuchando “Me Tocó Perderte” de Los Chiches Vallenatos.

Pero claro, una cosa es entender que personas del común estén más desengañadas que Roberto Roena, y otra dejar pasar a tantos políticos e “intelectuales” que se montaron en la ola del «cambio” y hoy posan indignados por cosas como que Benedetti sea ministro, como si en campaña su presencia no hubiese sido más que notoria. Más de uno debería ponerse verde, de la pena…

La inocencia de una generación profundizó los males que han aquejado a Colombia durante su historia: la corrupción, la improvisación, la pobreza, la violencia, el “decrecimiento” económico, la envidia y el resentimiento. El problema ahora es guiar estas personas, vulnerables en su tusa, para que apoyen el único camino que ha sacado a los países del atolladero: el del libre mercado, el de un Estado moderado que no ahoga la empresa privada, el de la seguridad y la imposición del control del Estado, el de la infraestructura y el crecimiento económico.

Ya las personas están despertando del engaño petrista, es el momento de hacer un gran esfuerzo político y comunicativo para que no caigan en las redes de alguien parecido; que no sucumban a los encantos de quienes hoy se alejan de dientes para afuera del gobierno pero siguen siendo cómplices; de quienes usan el centro como excusa para acomodarse, que son como girasoles buscando la luz del que más ilumine.

Otros escritos de este autor: https://noapto.co/jose-valencia/

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