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La historia de la humanidad es la historia de la conquista de su propia libertad, y la conciencia permanente de esa conquista. Conquista que inició el acto primordial, cuando la horda primitiva sacude sus cadenas contra el despotismo del Padre y lo asesina, momento de la humanidad huérfana, palpitante de placer, deseo y culpa. Parricidio originario que fue apertura de la posibilidad.
El Clan de Hermanos, cuenta Freud, amando y odiando al Padre, se insubordina. El poder del Paterfamilias, que todo lo gobierna y lo monopoliza, es dueño, por la violencia, del placer y del momento del placer, hasta que llega la insurrección. Esta insurrección fue la que se transmitió en vivo el 4 de febrero pasado, cuando nuestro “pater”, Gustavo Petro, viendo venir lo inexorable, el levantamiento de algunos de sus Ministros, en un acto puro de poder y confrontación, hace público al país el Consejo de Ministros, o lo que tendríamos que llamar mejor el “Banquete Totémico”, si seguimos el hilo de la argumentación freudiana.
En este Banquete, primitivamente público, a los ojos de todos, los hijos matan y consumen al padre. Los Ministros y Funcionarios del gobierno de Petro, en televisión nacional, visiblemente conmovidos, participaron en una especie de asesinato simbólico de su autoridad. La transmisión en vivo es la escenificación de este drama originario, y en él tendrá lugar la manifestación de la ambivalencia de sentimientos del grupo: Por un lado, un amor fanático por el Líder, y por el otro, odio visceral por ansiedad de pertenencia, pues este Padre inaccesible, casi oculto, preside un cenáculo cerrado de privilegiados, del que son excluidos.
Para la muestra, un botón: mientras la Ministra Muhammad discurseaba entre lágrimas, Jorge Rojas se deshacía de cólera y decepción. En el entretanto, Bolívar manifestaba públicamente a Petro su amor, pero en secreto lo odian Cristo y todos los que ven en él, no al autoritario destructor de progreso, sino un obstáculo para sus propias aspiraciones electoreras. Benedetti, mirada sobre el suelo, escuchaba en silencio. Unos, como la Ministra Sarabia y el Ministro de Educación presentaron renuncia protocolaria, pero Velásquez y Gloria Ramírez presentaron su renuncia irrevocable. Unos se quedan, otros se van o son destruidos. Pero en el fondo, todos y cada uno ama y odia a Petro a su modo, se quede o se vaya.
Freud afirma que luego de acontecido el Banquete Totémico el grupo tiende a la desintegración, por lo que recurre a mecanismos psicológicos diversos, como el tótem, o como la redención a través del hijo, donde se restituye, igual que en el mito cristiano, la omnipotencia del padre por medio del hijo. Este hijo será el que elija el petrismo para su proyecto reeleccionista en el 2026. No tendrá nada de inmaculado. Con este Banquete Totémico el “Pacto Histórico”, o lo que queda de él, entra en otra fase de su acontecer. Unos se presentarán como adalides morales, restauradores de lo fundacional. Otros harán uso del aparato clientelar, de las armas y el dinero, como lo ha hecho Petro hasta ahora. Pero cualquiera sea el caso, llámese Claudia López o Gustavo Bolívar, todos, en general, no serán otra cosa que el retorno de la omnipotencia del padre. Por eso es importante comprender que la libertad es no es una sustancia permanente, sino algo muy frágil, que se pierde muy fácil. El cíclico retorno del Padre bajo sus distintos rostros menoscaba nuestra libertad. Cada persona y cada sociedad debe consumar el asesinato del Padre, convertirse en su propio legislador, o ser esclava.
Otros escritos de este autor: https://noapto.co/julian-vasquez/