El ciberataque de Israel contra Hezbolá

El ciberataque de Israel contra Hezbolá

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En ese polvorín geopolítico que es el Medio Oriente Hezbolá ha jugado siempre un papel siniestro, configurándose como uno de los principales enemigos de Israel desde su fundación en 1982. Esta organización, con profundas raíces en el Líbano, ha sido responsable de numerosos ataques que han teñido de sangre las fronteras del Estado Judío, representando una amenaza constante no solo para ellos sino también para la estabilidad del mundo occidental en su totalidad. Con su yihad terrorista y una infraestructura militar que desdeña las normas convencionales del derecho internacional, Hezbolá ha desarrollado con los años una gran capacidad de fuego. Pero más allá de la violencia directa, su red de influencia y financiamiento extiende su sombra sobre diversos rincones del planeta, llegando incluso hasta nuestro amado platanal.

La relación de Hezbolá con el narcotráfico colombiano es una de las más preocupantes pruebas de su expansión global. A través de alianzas con el ELN y las disidencias de las FARC, Hezbolá ha encontrado en Colombia un terreno fértil para el financiamiento de sus actividades ilegales. Las distintas estructuras criminales de nuestro país, según lo muestran los informes de inteligencia de varios países, parece que están traqueteando con el apoyo internacional del terrorismo islámico, del cual reciben armas y recursos, en una peligrosa simbiosis que se extiende desde nuestras selvas hasta los campos de batalla del Líbano y de Gaza.

Israel, sin embargo, no se arrodilla. Mientras escribo esto, hoy martes 16 de septiembre del 2024, los medios de comunicación informan sobre uno de los episodios más inéditos acontecidos en el marco de los conflictos bélicos contemporáneos: cientos de miembros del grupo terrorista Hezbolá sufrieron heridas graves cuando sus dispositivos de comunicación, los beepers, explotaron de manera simultánea en distintas partes del Líbano. Este ataque, atribuido por lo pronto a la unidad cibernética de Israel, muestra que las guerras del siglo XXI ya no se libran solo en el terreno físico y con ejércitos regulares. Las guerras cibernéticas, que se apoyan en la inteligencia artificial y en hackeos masivos, son la nueva cara del conflicto global. Israel ha demostrado con esta acción, salida casi de la ciencia ficción, que la tecnología es su arma más poderosa en la defensa de su soberanía y de sus ciudadanos.

En Colombia, los grupos narcoterroristas tampoco se han quedado atrás en esta evolución de la guerra. El uso de drones para ataques selectivos y la manipulación de tecnologías avanzadas forman parte de las nuevas tácticas de guerra asimétrica. Estos grupos, inspirados por ejemplos internacionales, han comenzado a incorporar herramientas tecnológicas en sus estrategias, lo que nos obliga a repensar las formas de combate y defensa en el territorio nacional. Lo que antes se resolvía con emboscadas en las montañas, hoy se decide en la nube digital, un escenario en el que Colombia ha demostrado su vulnerabilidad desde hace varios años, siendo víctima de distintos tipos de ataques.

Y seguramente seguirá siendo así por algún tiempo, por lo menos mientras Gustavo Petro sea presidente, pues el jefe de estado no sólo ha demostrado su complacencia con el terrorismo islámico, sino también su complicidad con el terrorismo doméstico. Petro debería tomar nota de cómo Israel maneja sus amenazas: sin concesiones. Porque la paz que no nace del orden y la justicia solo siembra caos. Y mientras aquí se ofrecen diálogos e impunidad, el narcoterrorismo sigue ganando terreno y sembrando muerte en el campo y en las ciudades colombianas. El próximo presidente de Colombia, lejos de ser cómplice del terrorismo islámico, debería tomar nota del gobierno israelí y pedir su apoyo en la lucha contra las estructuras mafiosas en nuestro país.

Otros escritos de este autor: https://noapto.co/julian-vasquez/

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