En cuatro meses serán las elecciones a Congreso, y dos meses después se elegirá presidente en Colombia. Hasta ahora, solamente se ven fortalecidos dos proyectos: el de Petro y el de Uribe.
Por un lado, el Pacto Histórico recibe apoyos políticos sin distinción con el fin de conseguir posibles votantes. Ya sucedió con Armando Benedetti y Roy Barreras, dos políticos tradicionales que han pasado por el uribismo y el santismo, para militar en el último año en el petrismo. Así mismo, una de sus adhesiones más sonadas reciente fue con Alfredo Saade, el líder religioso cristiano del movimiento Levántate Colombia, que está alejado de las ideas liberales que profesa el progresismo, como ya lo expresó en su cuenta de Twitter: “NO matrimonio igualitario NO legalizacion marihuana NO aborto SI familia SI a la vida” (sic). Sin embargo, esas posturas no son incómodas porque vienen cargadas de votos.
Por otra parte, a pesar de no tener una cara definida, y de que el presidente Iván Duque cuenta con una desaprobación del 72%, el uribismo será protagonista sea quien sea su candidato tal y como ha sucedido en todas las elecciones desde 2002. El Centro Democrático está gobernando, tiene más de 50 congresistas y una estructura fortalecida en gran parte del país.
En este momento hay por lo menos 10 precandidaturas de distintas vertientes ideológicas y partidistas. El centro es una de esas, y cuenta con Sergio Fajardo y Alejandro Gaviria como sus principales líderes. Dos políticos que anteriormente se mostraron cercanos, pero que hoy se distancian, entre otras, porque cada uno está en defensa de los políticos tradicionales que los rodean.
Si bien Alejandro Gaviria está recogiendo firmas para avalarse de forma independiente, hay sectores del Partido Liberal que lo apoyan, y uno de sus principales promotores es César Gaviria. El exrector de la Universidad de Los Andes asegura que no es candidato del expresidente liberal, pero tampoco lo aleja de su campaña insistiendo en que el centro no debe tener vetos.
Sin embargo, Fajardo ha sido crítico de César Gaviria, pero no tiene reparos en que en la Coalición de la esperanza esté un político tradicional como Juan Fernando Cristo, a pesar de que este, al igual que Gaviria, ha tenido varios escándalos durante su vida pública. Tampoco tuvo reparos en aliarse con Aníbal Gaviria y el Partido Liberal en las elecciones regionales de 2011, un cálculo que le sirvió pues ambos terminaron gobernando el departamento.
¿Cuál es el motivo para que Sergio Fajardo realice alianzas con algunos políticos tradicionales, pero vete a César Gaviria? El exgobernador de Antioquia no lo ha dicho de frente, pero una de las razones de peso está en la Contraloría General de la Nación. Este organismo es dirigido hoy por Carlos Felipe Córdoba, quien llegó allí gracias al apoyo de César Gaviria y del Partido Liberal.
El contralor fue el encargado de abrir un proceso de responsabilidad fiscal por 4.3 billones de pesos por el caso de Hidroituango contra 28 personas naturales y jurídicas, entre los que resaltan Sergio Fajardo y parte de su equipo directivo de su época como gobernador de Antioquia. El fallo en segunda instancia del caso Hidroituango se definirá en la Sala Fiscal y Sancionatoria de la Contraloría. Sin embargo, todo parece indicar que el proceso de Hidroituango no terminará rápido y Fajardo no tendrá impedimento para continuar con su carrera presidencial.
Fajardo no ha sido claro en decir que su problema en aceptar a César Gaviria en la coalición del centro tiene que ver con la Contraloría y el proceso de Hidroituango. Por el contrario, publicó un video en su cuenta de Twitter en la que señala que tiene diferencias con Alejandro Gaviria. “Tenemos orígenes y maneras distintas en la política. Yo no vengo de un partido político tradicional, él ha tenido el apoyo de César Gaviria y el partido Liberal. Estamos recorriendo caminos diferentes” (ver video).
Esta declaración de Fajardo no tiene mucho sentido, no sólo porque Juan Felipe Gaviria, papá de Alejandro, fue el gerente de EPM durante su Alcaldía, sino también porque ambos compartieron tarima en noviembre de 2018 en un evento llamado Escuela de Formación Política, organizado por Compromiso Ciudadano, un movimiento político que ha sido liderado por Fajardo desde hace más de 15 años, y en el que, si Alejandro Gaviria no tuviera cabida y cercanía ideológica, seguramente no habría sido invitado.
Con este panorama, a medio año de las elecciones el camino sólo está claro para dos opciones: la derecha, que se consolida cada vez que llegan campañas; y el Pacto Histórico, que suma fuerzas distintas constantemente. Mientras tanto, el centro pierde fuerza política y ciudadana por su incapacidad de unirse y encontrar puntos en común, repitiendo los mismos errores de 2018. Más allá de las palabras, los hechos son clave en política: Fajardo y Gaviria han dicho en varias ocasiones que deben juntarse, pero no han sido capaces de pasar a la acción. Si no quieren quedar rezagados por la fuerza del Centro Democrático y del Pacto Histórico, tienen que definir rápidamente cómo será esa alianza para convertirse en una tercería viable.