El centro político de Medellín tiene una gran oportunidad para salir de la irrelevancia, sin embargo, está presente la tentación de dejarla pasar. Con la casi segura candidatura de Federico Gutiérrez a la Alcaldía les cambió por completo el panorama, aunque sus líderes centristas no se hayan percatado (el olfato político no es precisamente la característica más destacada de este sector).

Las elecciones de octubre serán, en Medellín y seguro en otros lugares, unas votaciones marcadas por la agenda nacional, pues la gente querrá expresar su rechazo o apoyo al gobierno de Petro. Más aún, los paisas vamos a las urnas determinados por el clivaje Quintero/Antiquintero. Es inevitable la polarización, desde el inicio no hay lugar alguno para una tercería.

No solo comunicativa y políticamente será inexplicable para la gente la propuesta de una tercería en semejante polarización (en la que considero que el centro terminaría fácilmente conceptualizado como aliado vergonzante de la izquierda). Económicamente implicaría un desastre para el centro: ningún financiador de campaña, ora por convicción ora por interés de ganar, se va a subir a una propuesta por fuera de los ejes Quintero/ Antiquintero, y la reposición de votos que ni la esperen.

Sin embargo, tienen una salida. Con seguridad Fico querrá no solo ganar, sino arrasar, y no rechazará al centro si este se propone como aliado. Y no se trata de regalarse, por el contrario, es la oportunidad de aprovechar la situación para pedir a cambio de su apoyo la inclusión de sus visiones en el plan de gobierno, y hasta la eventual participación en algunas secretarías.

En resumen, el centro tiene dos caminos: Enfrentar la irrelevancia e irse con candidaturas propias a las elecciones, divididos entre malas réplicas de Greta Thumberg o señores creadores de cringe; o aceptar que la mejor forma de materializar su agenda es una alianza con Federico Gutiérrez.

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