¡Dormir, dormir, dormir!

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Soy atrevida. Supongo que el equipo del joven Miguel, y él mismo, al leer los comentarios sobre su video, dirán: “Sí ve, por eso estamos como estamos, manada de perezosos”.

Sigo de atrevida: tal vez, si durmieran más y mejor, tendrían mejores ideas. De las horas que el cuerpo humano necesita para descansar y tener sueños reparadores hay bastante literatura. De cómo funciona el cerebro mientras ocurre la función vital de dormir ya tenemos certezas. Una sencilla búsqueda en internet, ojalá en horario diurno, es suficiente para saber lo mínimo al respecto.

Pero, volvamos al video. Ese plural con el que empieza es bastante problemático: “nosotros los colombianos”. ¿Quiénes caben en ese “nosotros”? Usted, Miguel, ¿se levanta a las 4 para hacer el tinto y alistar a los niños que van para el colegio? Ah, no. Ya dijo que se despierta a entrenar a las 5 a.m. para alistarse (a usted mismo) para la maratón.

Sí, antes de que salga el sol, en Colombia, muchos “tienen” que estar ya de pie, trabajando. Entre otras cosas, porque este país no solo es absolutamente desigual e inequitativo, sino variado en geografías, tradiciones y culturas. Hay regiones en las que “tienen” que madrugar, sencillamente, porque si no, no hay comida para el día.

Aquí confluyen realidades diversas y distintas. Seres humanos con la noción de hiperrendimiento bastante instaurada, creyendo que si duermen pierden horas de producción. Sin noción de descanso, de ocio, de sosiego, de comunidad. Seres, imbuidos en un sistema experto en generar culpa y frustración. Y también, seres humanos que no pueden dormir por hambre, por falta de techo, por incertidumbre.

¿Este país salió adelante madrugando a trabajar? Pero, a ver, ¿son esos trabajadores que representa en el video, los que podrían sentirse parte de esos que “salieron adelante”? O son las clases obreras, trabajadores, a los que el país les está debiendo aún la promesa de la mejor calidad de vida: ¿educación?, ¿salud?, ¿esparcimiento?

El presidente, usted, yo, cualquiera del video que tenga un rol laboral, debe cumplir con sus funciones, con los horarios pactados y con las tareas que se le asignan. Pero ni él, ni usted, ni yo, ni cualquier colombiano, debería estar llamado, de nuevo, a “trabajar, trabajar, trabajar”.

No, Miguel. Las malas ideas también son ausencia del buen dormir; pues la memoria falla. No se le olvide que esa frase tan roída se multiplicó en el mismo tiempo, con el mismo sentido y por el mismo gobierno que pidió resultados fuera como fuera: 6.402 víctimas de ejecuciones extrajudiciales.

La realidad no cabe en esas frases tan desgastadas: al que madruga no le ayuda dios. No, no hay que repetir, repetir, repetir que hay que “trabajar, trabajar, trabajar”. En este país, dormir bien, y suficientes horas, es una rareza: un privilegio.

¿Qué tal algo de creatividad y de decencia? ¿Qué tal promover estilos de vida más humanos? ¿Qué tal buscar desde todos los sectores (político, académico, empresarial) que los colombianos podamos dormir y vivir con dignidad?

Otros escritos de esta autora: https://noapto.co/maria-antonia-rincon/

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