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Desde que el grupo terrorista Hamás atacó a Israel, el presidente Gustavo Petro ha dejado de lado los asuntos internos para volcarse de lleno a trinar desde su cuenta de X sobre la compleja situación en medio oriente. Y es que Petro, más que presidente de Colombia, cree ser un líder de relevancia mundial, sin el cual no es posible la Paz Total en el mundo. No importa cuán complejo este el orden público en el Cauca, Nariño o Catatumbo, o que estemos al borde de una emergencia energética; Petro tiene como prioridad resolver el conflicto palestino-israelí.

Si bien, por mandato constitucional el presidente de la república es el responsable de dirigir las relaciones internacionales del Estado, Gustavo Petro en este ámbito ha sobrepasado todo límite diplomático y ético. Lejos de opinar prudentemente como lo han hecho sus homólogos o solidarizarse con el dolor o las víctimas, el presidente, que parece no entender aún su papel y la importante tribuna desde la que opina, se ha comportado como un activista beligerante y no como un jefe de Estado. El contenido de los trinos es realmente vergonzoso, no solo denotan el desconocimiento profundo que tiene sobre el contexto geopolítico y la historia de Israel y Palestina, también están cargados de improperios y antisemitismo.

Petro entiende la política en clave de conflicto, su accionar no tiene sentido sin la creación de un enemigo: El uribismo, el neoliberalismo y hoy Israel. Él, que gran parte de la vida fue opositor, criticó y generó conflicto, se le ve sumamente contrariado a la hora de gobernar. No sabe delegar, no tiene capacidad para ejecutar y menos de generación consenso. Por eso se enfrasca permanentemente en disputas que opaquen sus enormes falencias en esas líneas. El mandatario parece incapaz de asumir el rol de jefe de estado y comportarse como tal, está aferrado a su esencia agitadora y pendenciera.

En lugar de rechazar el salvaje ataque terrorista, la decapitación de bebés, el secuestro y violación de mujeres, el asesinato de ancianos en sus casas y toda la barbarie de la que ha sido testigo el mundo en estas semanas; ha optado por atacar al pueblo y al gobierno israelí, revictimizando y llegando a exabrupto de tachar de nazis al pueblo que hace setenta años estuvo al borde del exterminio por el régimen genocida de Hitler.

Las primeras consecuencias de sus permanentes salidas en falso afectan militarmente a Colombia. Israel ha decidido suspender la exportación de servicios de seguridad. Muchas de las armas, software, herramientas y dispositivos bélicos del ejército dependen de la tecnología israelí. Pero sobre todo es vergonzoso que el representante de Colombia ante el mundo, cual twittero brava, y sin ningún asomo de decoro o agencia diplomática, este poniendo en riesgo las relaciones internacionales del Estado: trinando sandeces y tratando cual un déspota al embajador de Israel. Por el bien de Colombia, que deje de trinar y se concentre en gobernar.

Otros escritos de este autor: https://noapto.co/samuel-machado/

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