Dios aún espera

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Del Magdalena al Cauca, de la cordillera al océano, de los ríos a las montañas y humedales, de caminos ancestrales a petroglifos y montañas sagradas, del bosque seco tropical a los 2500 metros sobre el nivel del mar, se teje una inmensa red de parques vivos, de ecosistemas naturales, de corredores de fauna y flora, hábitats de cientos de especies y comunidades que, gracias a este tejido, estarán a salvo, abiertos y disponibles para nuestra salud y remedio.

En la provincia de Cartama, en lo alto del parque Arví, en Cerro Tusa, en el Magdalena Medio, en el Urabá y en el oriente antioqueño, gracias al sistema de compensación, a Comfama, al liderazgo de David Escobar y al trabajo de un gran equipo de profesionales, se teje el sistema de parques naturales, vivos y esperanzadores más importante de Antioquia.

El humedal La Samaria, protegido para la naturaleza y entregado para nuestro cuidado durante esta semana en Puerto Berrío, hace parte de un ecosistema exuberante, donde Comfama cuida 27 hectáreas de biodiversidad: “15 especies de peces, 15 de mamíferos, 126 de aves, 5 de anfibios, 6 de reptiles, 21 de mariposas y más de 35 de vegetación. Además, es el hogar de especies endémicas y amenazadas como la guacharaca colombiana, la eufonia del Magdalena, el periquito de anteojos, el ermitaño carinegro, el pez comelón, el tití gris, entre otros”, reporta la gran noticia para el planeta Tierra.

“One Health” es un enfoque académico y práctico que reconoce que la salud de los seres humanos está estrechamente conectada con la salud de los animales, el suelo, el aire, el agua y los entornos naturales compartidos. Esta propuesta se basa en la comprensión de que la salud de las personas y comunidades no puede ser tratada de manera aislada, sino que está intrínsecamente ligada a la salud ecológica y animal. Esta comprensión nos devuelve la posibilidad de sentirnos, progresar y crecer como parte del todo, cualidad y origen que el paradigma antropocéntrico nos arrebató. El enfoque es tremendamente básico y simple, y por lo mismo, tremendamente poderoso y útil: si todo a mi alrededor es saludable y está en equilibrio, mi ecosistema y yo estamos vitales. Dependemos de una única salud.

Este enfoque tampoco es innovador o revolucionario. Ya desde las sociedades tribales la naturaleza, su belleza e inefabilidad eran razón suficiente para adorarla y venerarla. Estaban tan conectadas y en sintonía con la naturaleza que veían en ella a Dios mismo, señala Karen Armstrong en su espiritual libro “Naturaleza Sagrada”. Asimismo, para Tomás de Aquino, “Dios no se hallaba recluido en un cielo sobrenatural, sino que estaba ‘presente en todo y en todas partes’. Dios no era un ser, sino más bien ‘el Ser mismo’”. Para Aquino, la esencia divina moraba en la médula de todo lo existente y para Spinoza, el camino hacia la beatitud llega cuando “hemos aprendido a armonizar nuestra naturaleza con la Naturaleza”. El Dios de Spinoza era este diapasón con la sinfonía cósmica. Para Rabindranath Tagore “Cada niño que viene al mundo nos dice: Dios aún espera del hombre”. Tal vez podamos ampliar esta hermosa frase y decir que, con cada parque y ecosistema conservado, Dios aún espera de nosotros. Que sigan naciendo los parques naturales por todas partes.

Otros escritos de este autor: https://noapto.co/juanes-restrepo-castro/

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