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El entorno donde hemos crecido nos ha permeado de muchos paradigmas, prejuicios y estigmas que, realmente, no son reales, pero han sido fruto de las concepciones de nuestros antepasados, de las historias que nos han contado y el contexto en el cual nos hemos desarrollado. Sin embargo, como lo hemos mencionado en otras columnas, es indispensable que todos estemos abiertos a desaprender.
Al momento de hablar de pobreza, yo soy el primero que tenía muchos paradigmas y prejuicios, pero haciendo caso a Adam Grant, quien propone que toda las personas debemos tener la capacidad de reconsiderar, me puse en la tarea de validar ciertas cosas que se dicen sobre la pobreza y, particularmente, de las acciones u omisiones a las que nos vemos expuestos a la hora de implementar ideas para erradicarla.
El primer paradigma está asociado a que a “una persona pobre no se le puede dar plata porque se la gasta en vicio”. Este paradigma tiene un error garrafal, que es asociar la destinación del dinero a vicio en un estrato social determinado. El que una persona use su dinero para vicio, alcohol o drogas no está asociado a un estrato social sino a un nivel de personalidad y mentalidad, es decir, pueden enumerarse múltiples casos de ricos que han despilfarrado sus fortunas en juego, adicciones, entre otros; así como hay pobres que usan sus pocos recursos en drogas. En otras palabras, no es el estrato en sí mismo el que hace que el dinero se use en drogas, sino el carácter de la persona.
El segundo paradigma que hemos detectado frecuentemente es “no regale el pescado, enseñe a pescar”. El gran error de esta afirmación radica en que, para que la persona pueda pesar y recibir la educación para hacerlo, se hace necesario que tenga los recursos para adquirir las herramientas necesarias para poder pescar. Para seguir con la analogía de la pesca, para poder realizarlo se necesita una vara de pescar, anzuelos, y otros insumos que implican la destinación de unos recursos. En ese sentido, una persona requiere un recurso semilla para poder empezar a tener sus propias herramientas y poder hacerse de su propio pescado.
Y, por último, tenemos la afirmación sobre “no regale plata, mejor regale cosas”. Para explicar esta afirmación voy a utilizar un ejemplo: suponga que usted le regala unos tenis a un joven. Ese joven recibe los tenis con mucho cariño, sin embargo, al llegar a su casa observa que su madre está enferma y necesita unos medicamentos urgentes. El joven piensa en cómo conseguir los recursos y decide vender los tenis. Al otro día usted se da cuenta de que el joven vendió los tenis. ¿Qué piensa? Si usted no sabe por qué los vendió seguramente su pensamiento iría a: “sí ve, es que no se dejan ayudar” o “los vendió para comprar vicio”. Y realmente es porque tienen una necesidad. El verdadero experto en pobreza es el pobre mismo, no yo.
Ojo, con esto no quiero satanizar aquellos apoyos altruistas asociados a regalar ropa, comida u objetos. Es claro que todo sirve y está enfocado en darle a las personas una vida mejor. Sin embargo, creo que aún estamos muy cerrados cuando de dar plata se refiere, ya que esto se ha mantenido de manera negativa a raíz de paradigmas o limitantes mentales que tenemos. La realidad es que en muchos casos el dar plata sin condición ha generado resultados increíbles y ha permitido sacar personas de la pobreza.
Esto último seguramente lo llevará a pensar que dar plata tiene que ver con un pensamiento político. Posiblemente afirme categóricamente que es de izquierda. La realidad es que la pobreza es un problema común, que no pertenece a un partido específico, sino que debe ser resuelto por todas las personas. Sin embargo, cuando de pensamiento político se refiere, si una persona cree en el capitalismo, se puede decir que “dar plata sin condición” es una forma de dar libertad a las personas, que puedan decidir libremente y puedan adquirir propiedad privada. Incluso, personajes como Elon Musk han puesto sobre la mesa la discusión sobre renta básica universal; por otro lado, si se piensa del lado de izquierda, claramente entregar recursos a los demás hará parte de su discurso de la distribución de la riqueza.
En particular, mi invitación sobre la pobreza y la forma de combatirla es no tomar postura desde una situación de privilegio. No juzguemos. Mejor, reconsideremos nuestra postura y validemos si efectivamente es cómo se dice normalmente o, en realidad, estamos juzgando sin conocer realmente lo que sucede y cómo combatirla.
Otros escritos de este autor: https://noapto.co/daniel-restrepo-2/