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Llenar el Estadio es la vara más alta que busca alcanzar un artista en su ciudad, y el Feid lo logró tres veces. Después de conciertos como los de Maluma, Juanes y Morat y Karol G, el ‘Ferxxo’, como también se le conoce, estuvo a la altura. Independientemente de si se está de acuerdo o no con las letras o la estructura del reggaetón, el cantante logró un show de talla internacional con un escenario de 360°, pólvora, luces, láseres e invitados de todo el mundo.
Le criticaron mucho que la noche del 7 de diciembre, día de las velitas, no llevó invitados del ‘mismo nivel’ que las otras dos fechas. Precisamente por ser en esta celebración, era el día que más expectativas se tenían; sobre todo, por los rumores de que el puertorriqueño ‘Bad Bunny’ aparecería en el escenario. Sin embargo, el boricua apareció el 8, la última fecha, junto a artistas como Karol G, J Balvin y Maluma, de quien también se tenía expectativa para los otros días.
Mientras tanto, el 7 llevó a Fernando González, del Combo de las Estrellas, y a otros reggaetoneros como ‘Ñejo’ y ‘Jowell y Randy’. Pero, en comparación, eso no fue suficiente para la mayoría de los espectadores, que revivieron una discusión en redes de si se paga por ver al artista o a su show con invitados.
Yo creo que, si se esperan invitados los tres días, sí es justo que se busquen invitados del mismo nivel ya que, sin importar la fecha, los espectadores pagamos lo mismo. Y sí es diferente la energía de un show si sale todo el combo de artistas de Medellín, a si sale sólo uno que otro medianamente conocido, que puede bajar la energía del concierto. Pero entiendo que eso se le puede salir de las manos al artista y a su equipo.
Ahora, si bien el show fue de talla internacional, la logística por parte de los organizadores y del Distrito no lo estuvo. Las filas para entrar al Atanasio fueron, además de eternas, caóticas. Si se preguntaba a los de logística dónde era la fila de uno, le señalaban la misma de otras dos tribunas. Un desorden sin supervisión, plagado de tumultos, colados y robos, que ya se ha vuelto costumbre en la mayoría de los conciertos en el Estadio.
El desastre y la batalla campal por quién entra primero tiene que ver con una cultura nefasta que se tiene en Medellín, y es la de no respetar las sillas numeradas. Si voy para Occidental, como no importa mi silla, evidentemente debo llegar más temprano para ‘asegurar un mejor puesto’. Absurdo. Incluso, conociendo ya a la gente, para este concierto los organizadores ni siquiera numeraron las sillas.
Es obvio que en una ciudad en la que se respetan los asientos numerados, las filas son más cortas y no se tiene que desperdiciar toda una tarde esperando entrar a un concierto. Se llega una o un par de horas antes, pues se sabe que llueve, truene o relampaguee, mi asiento seguirá ahí, y si alguien lo ocupa, la logística lo quita. Pero no, nos parece muy original, en medio de nuestra cultura del avivato, decir que ‘de malas, que muy bobos los que respetan los asientos’.
Y si la entrada del ‘Ferxxocalipsis’, como se llamaba la gira del artista, fue un caos, la salida fue como el apocalipsis de verdad. El acompañamiento por parte de las autoridades fue prácticamente nulo, así que reinó la inseguridad. Diferentes bandas empezaron a echarle gas pimienta a la gente para robarle, hubo más de un atraco a mano armada que causaba que parte del tumulto corriera sin dirección, y las peleas de borrachos no tenían quién las separara con contundencia. Un caos total, en medio de un camino oscuro hacia la estación del Metro, que tampoco tenía casi acompañamiento en su horario extendido. Conté tres policías para miles de personas y un trayecto de casi un kilómetro.
Muchos conocidos que vivieron esa experiencia a la salida dijeron que no volvían a un concierto en Medellín. A ellos, cuando pudieron llegar a la estación Estadio en medio de la anarquía -más de uno ya sin celular ni billetera- les cerraron la puerta en la cara y les dijeron que ‘de malas’, que buscaran otro transporte.
Si van a extender el horario del Metro, que lo hagan bien, teniendo en cuenta lo compleja y desordenada que es la salida de un concierto. Quedaron miles por fuera, vulnerables ante la inseguridad y los costos excesivos de taxis y plataformas de transporte, que se aprovechan de la situación. Una vez más, nadie regula. En fin, muy bien por el ‘Ferxxo’, pero si Medellín pretende tener shows y entretenimiento de talla internacional, que haya un acompañamiento institucional adecuado para ello. Ojalá que 2025 traiga eventos que, además de espectaculares, sean seguros y bien organizados. Que ir a un concierto no se convierta en un ‘no vuelvo a esto ni loco’ o, peor, para los de afuera, un ‘no vuelvo a Medellín’.
Otros escritos de este autor: https://noapto.co/esteban-mejia/