Crecimiento económico para unos pocos

Crecimiento económico para unos pocos

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La discusión sobre el crecimiento económico ha vuelto a estar presente en el último tiempo en Colombia por cuenta de varias declaraciones del presidente y funcionarios del gobierno en torno a repensar algunos de los supuestos más aceptados del sistema económico. Las afirmaciones en ese sentido fueron tomadas de muy mala manera por los sectores políticos más ortodoxos y rápidamente salieron a controvertirlas con sentencias del tipo “en un país pobre la única obsesión debería ser el crecimiento económico”.

Los llamados a una reconfiguración de la economía que se ajuste a los restos del calentamiento global y sus aireadas respuestas a mantener premisas tradicionales tienen como telón de fondo una vieja discusión sobre el desarrollo. Para no ir muy lejos, desde la invención del Índice de Desarrollo Humano (1990) hay una disputa frente a los límites del crecimiento y lo inconveniente que resulta centrar los esfuerzos institucionales sólo en el aumento del PIB. Justamente la tesis de Mahbub ul Haq y de Amartya Sen es que el desarrollo, entendido sólo como crecimiento económico, ofrece una fotografía incompleta de los niveles de vida de las naciones. Siguiendo esa premisa incorporaron en los análisis del desarrollo variables como la esperanza de vida y los niveles educativos.

En 2010, el PNUD presentó el Índice de Desarrollo Ajustado por Desigualdad (IDHD) incorporando una dimensión adicional a la medición de desarrollo. El crecimiento económico medido por el PIB es, de acuerdo con la ONU, una variable insuficiente para determinar el desarrollo nacional. Esto es así por muchas razones, pero fundamentalmente porque el crecimiento muchas veces no se expresa de manera uniforme en la sociedad. Dicho de otra manera, a menudo los beneficiaros del crecimiento económico son una minoría. El crecimiento no es, por principio, “una marea alta que levanta todos los barcos” en la que el aumento del PIB por sí solo redunda en incremento de la riqueza de todos los habitantes de una sociedad. Algunas veces es una ola con efectos distintos, y mientras unos suben otros se hunden.

Miremos un ejemplo. En los últimos años India ha sido una nación destacada por su crecimiento económico. Se dice incluso que en 2023 junto con China representarán la mitad del crecimiento económico mundial. Sin embargo, esos buenos resultados en aumento del PIB no se han visto representados en mejoras para toda la población. El economista francés Lucas Chancel — uno de los coordinadores del Informe de Desigualdad en el Mundo— muestra que los buenos resultados económicos en la India son bastante asimétricos.  Entre 2016 y 2021 los ingresos de los hogares más pobres cayeron en un 53% mientras los de los hogares más ricos aumentaron en un 39%. La india resplandeciente, dice Chancel, es sólo para unos pocos.

El crecimiento económico debe ser una cuestión fundamental para todos los gobiernos, pero no puede ser la única. El PIB por sí mismo no expresa el nivel de desarrollo nacional. Siendo así, aquellas personas que afirman que el único objetivo del gobierno debe ser el aumento del PIB, tienen una visión del desarrollo que no se corresponde ni con las innovaciones en ese sentido de los últimos 30 años, ni con la aterradora evidencia de que el crecimiento, algunas veces, es para unos pocos.   

Otros escritos de este autor: https://noapto.co/juan-pablo-trujillo/    

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