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Contra las violencias de género

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El 8 de marzo pasado, en el marco de la conmemoración del Día Internacional de la Mujer, estudiantes de la Universidad EAFIT decidieron manifestarse contra las violencias basadas en género a través de actos simbólicos. A lo largo del día, el campus fue escenario de conversatorios, reuniones y acciones colectivas. Quizá la iniciativa que más atención capturó fue impulsada por estudiantes vestidas de blanco, portando un cartel que decía: “Píntame si alguna vez has sufrido algún tipo de violencia como mujer”. Esta iniciativa logró su objetivo porque varias mujeres se acercaron a participar.

A las pocas horas, esta manifestación se volvió viral en varios chats y redes sociales de miembros de la universidad, especialmente en un perfil usado para confesiones, que en muchos casos rozan el acoso. El administrador de dicho grupo publicó fotos de las estudiantes en las historias de Instagram y comenzó a compartir las reacciones anónimas de los seguidores, en su mayoría miembros de la comunidad universitaria. Los comentarios estaban llenos de misoginia, burla y revictimización, comparando de manera irresponsable episodios de violencia sufridos por hombres con la violencia sistémica, prolongada y degradante contra las mujeres. Se llegó a afirmar incluso que las manifestaciones eran ilegítimas porque supuestamente: “están reclamando por derechos que ya tienen”. Dicha afirmación no tiene mucho sentido, ya que los derechos pueden estar plasmados en el papel, pero su eficacia puede ser nula.

Los autores de estos comentarios violentos, presumiblemente hombres en su mayoría recibieron felicitaciones y validación de otros. Al preguntarle a algunas compañeras sobre los tipos de comentarios que suscitaron este hecho, respondieron lo siguiente:

  • Anónima: “En primer lugar, las redes no son el lugar adecuado para sostener ese tipo de discusiones que requieren de un abordaje y discusión complejas. Por otra parte, es absurdo equiparar hechos de violencia y acoso aislados contra los hombres con la sistematización de vulneración de derechos de las mujeres.”
  • Isabela Álvarez, representante de la Escuela de Derecho: “Lo que se observa en estos comentarios, es la percepción de ofensa de las personas que reaccionan, como si fuera un irrespeto directo, un insulto. Da la sensación de que, si se sienten así, es porque se representan en las denuncias que se hacen”. Debemos tener claro cuándo se trata de un simple discernimiento, diferencia de opinión o pensamiento y cuándo se trata de un discurso discriminatorio, ofensivo, revictimizante e irrespetuoso de los principios que nos fundan como sociedad. Con este tipo de comentarios no se puede debatir, porque simplemente no son ‘la diferencia’, se deben denunciar y marginar.

Al consultarles por el abordaje que debe tener este tipo de situaciones al interior de la comunidad universitaria, de la mano de una estrategia de pedagogía y prevención de las violencias basadas en género, esto dijeron:

Anónima: “Es necesaria la creación de espacios pedagógicos en la universidad para la abordar de forma integral este tema y así fortalecer el abordaje de las discusiones en torno a las violencias de género”

I.A.P: “Incluir dentro del Núcleo de Formación Institucional una materia que aborde de manera transversal e interseccional los temas de género, violencias basadas en género, desigualdad e inequidad. debido a que los comentarios desatados tras las iniciativas del 8M dejan ver la desinformación sobre estos temas”. Fortalecer la organización, los mecanismos de participación y el movimiento estudiantil para generar una verdadera comunidad universitaria con pensamiento crítico y con principios deliberativos. Los espacios que ya hay en la universidad, gestados por los estudiantes, no solo deben ser lugares para hablar sobre lo molesto o problemático de un profesor(a), ni tampoco solo se pueden basar en el desarrollo de actividades logísticas como ‘macroeventos’ para incentivar a pequeños y medianos emprendedores, que aunque son loables iniciativas;  no se incentiva y se pierde el rumbo de cultivar, por parte de los estudiantes, lo más preciado que tiene una universidad: pluralismo, moralidad, igualdad, humanismo y democracia.

 Esta situación, donde un grupo de hombres cuestiona la validez de las manifestaciones legítimas de mujeres que han crecido en una ciudad hostil, donde viven con miedo, que son cosificadas, acosadas, violadas, asesinadas y desaparecidas, y no pueden estar tranquilas en ningún lugar, es, cuando menos, una postura inhumana. Es crucial que esta situación no se vea como un incidente aislado en una red social, sino como el reflejo de un machismo violento arraigado en la conciencia de muchas personas, representando un riesgo para las mujeres, incluso dentro del campus. También es resultado de una creciente ola de discursos de odio promovidos por figuras de extrema derecha contra las libertades individuales y los derechos de grupos minoritarios. Este tipo de actos de violencia requieren de atención y seguimiento rigurosos en Medellín, donde, hasta la fecha en 2024, las autoridades han reportado 1.074 casos de violencia, siendo los más frecuentes la violencia física, psicológica y sexual.

Otros escritos de este autor: https://noapto.co/samuel-machado/

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