Soy periodista y magíster en relaciones internacionales, pero el único título que persigo es el de escritora. Viajando, leyendo y contemplando el campo me enamoré de la vida, la naturaleza y la diversidad, que no conocen de banderas ni patrias. Eso me llevó a elegir el tema de la belleza como centro de mis historias e, inevitablemente, a escribir sobre la vulnerabilidad. Es que la vida no es sino un equilibrio entre belleza y dolor. Ahí, en ese punto invisible al que me aferro, encuentro la esperanza que intento escribir.
Que a veces suenas igual a tus papás; que tus ahorros de años los usan otros para darse buena vida; que tienes puntos medios con tus extremos; que los que odias a veces hacen bien las cosas; que te avergüenzas por el que votaste; que el 10% de tu ciudad no tiene acceso al agua; y que los políticos que te dan sueño toman decisiones que provocan insomnio, es algo que no quieres escuchar.
Que a veces suenas igual a tus papás; que tus ahorros de años los usan otros para darse buena vida; que tienes puntos medios con tus extremos; que los que odias a veces hacen bien las cosas; que te avergüenzas por el que votaste; que el 10% de tu ciudad no tiene acceso al agua; y que los políticos que te dan sueño toman decisiones que provocan insomnio, es algo que no quieres escuchar.