Carvalho y la esperanza

Carvalho y la esperanza

Colombia es un país que vive convulsionado entre las malas noticias, la corrupción, la violencia, la inseguridad, la desconfianza, las investigaciones, la inflación, el desempleo y tantas otras cosas que día a día preocupan a los ciudadanos. Los resultados electorales del 13 de marzo reflejan claramente la realidad política que tenemos. Dos extremos agresivos y un centro que se resiste a morir y en el cual, de cuando en cuando, pasan cosas maravillosas.

Desde el punto de vista del centro y revisando la forma en la que ocurrió la campaña es muy importante haber logrado llegar unidos a la consulta y tener hoy un candidato único, legítimo, para ser la voz de quienes no nos vamos a resignar a elegir entre más de lo mismo o el abismo. Se puede ver como pequeña por algunos, pero nosotros, los que siempre hemos votado por una alternativa, quienes hemos soñado con una forma de gobernar pluralista, seria y rigurosa, quienes vimos en Carlos Gaviria y en Mockus líderes que pudieron cambiar la suerte de Colombia, sabemos que por más pequeña que sea la llama de la esperanza vale la pena cuidarla y alimentarla para que crezca y lleve nuestra visión de sociedad tan lejos como sea posible.

Ser alternativos, muchas veces, significa ser una minoría resiliente y persistente que se niega a dejar morir sus sueños aplastados por las maquinarias, los discursos incendiarios y el tufillo religioso que impregna muchas de sus posturas. No se trata solo de unas elecciones, es una forma de vivir, de relacionarnos con los demás, de guiarnos por unos principios y de mantenernos en ellos, de entender al diferente, de argumentar.

Ayer pasó una de esas cosas extraordinarias. Ganó un candidato a la Cámara de Representantes en Antioquia que durante su campaña sacó un video armando un porro para explicar y proponer el consumo adulto del cannabis, que ha hecho de la diversidad sexual una de sus banderas principales, que ha defendido la libertad y la autonomía de las mujeres, que le apuesta a la paz y que cerró su campaña en el Parque del Poblado en un acto moderado por una drag, donde hubo presentaciones de una rapera de Medellín y un grupo musical del oriente antioqueño, entre otras.

Hoy Daniel Carvalho representa la esperanza. Es el ejemplo de que con un trabajo juicioso en lo académico y lo programático se le puede llegar a muchas personas con diferentes visiones del mundo. Ha demostrado, de la mano de un equipo maravillosos, diverso y creativo, que la posibilidad de unir al centro es real. Ha probado, como él mismo ha dicho, que cuando nos unimos podemos ganar. Victorias como estas alimentan el espíritu de los que no nos resignamos.

Adelante Carvalho, adelante Fajardo.

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