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Para escuchar leyendo: Al fondo de la red, Mauricio Ubal.

Después de 97 ligas y 75 años, el Atlético Bucaramanga mañana podría coronarse campeón de Colombia por primera vez en su historia.

En la noche del 15 de junio, en la altura bogotana, el equipo santandereano se enfrentará el Independiente Santa Fe por el partido de vuelta de la final del Torneo Apertura 2024. En la ida, el conjunto local se fue con una ventaja mínima ante el primer campeón del fútbol profesional colombiano.

Más allá del fútbol, la imagen del cierre del partido de ida se me clavó muy adentro en el sentimiento. Una ciudad que vivía apenas su segunda final en la historia se desató en jubilo cuando su equipo selló el primer triunfo de la serie definitiva. Las redes, fieles perturbadoras de la dicha, se deshicieron en criticas y ataques ante la invasión jubilosa que el público hizo del campo de juego.

Que apenas habían ganado el partido de ida, que apenas iban 1 a 0, que la altura bogotana te acaba, que Santa Fe, que los títulos, que la grandeza, que la calma. Pero ¿Qué saben los sueños de los imposibles? Decíme ¿qué mierda sabe el amor y la pasión de las razones y la prudencia? Hace 27 años que esta hinchada no estaba tan cerca de la gloria, esa que nunca han abrazado, ese triunfo pequeño y gigante que te redime de la pena y te regala cinco minutos donde te sentís el rey del mundo. Dígame querido lector, querida lectora ¿Cómo vamos a querer arrebatarle a un pueblo la caricia efímera de la alegría colectiva?

Mañana hincharé por el Bucaramanga, por supuesto porque en la vida uno siempre se para del lado del David que desafía a Goliat. Pero, sobre todo, porque no sería solamente el primer campeonato de un equipo, sino de una región, de un pueblo entero que encuentra en esos once jugadores un lenguaje en común donde solo existe la complicidad, de un territorio que cabe, durante 90 minutos, en un mismo lado de la historia. Quiero que abracen la alegría que tantas veces me ha abrazado, quiero que los bumangueses puedan mirar a sus mayores y agradecerles, con los ojos aguados, por la herencia de un amor común.

El fútbol tiene esas cosas, esas que uno no se explica, pero quiere vivir con toda intensidad. Mañana hincharé por el Bucaramanga, porque su genuina ilusión, dicha y entusiasmo merecen ser coronadas con la gloria.

¡Ánimo!

Otros escritos de este autor: https://noapto.co/santiago-henao-castro/

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