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En Colombia nos acostumbramos a que la discusión pública sea de aparentes extremos, al menos a decir que el otro es un extremo. Muchas de nuestras discusiones políticas terminan en palabras como facho y mamerto. Y esto no es sólo nuestro, lo mismo pasa en todo el mundo, con el problema de que los extremos de derecha suelen ser muy claros, mientras que, los de izquierda no tanto.
El saludo nazi de Elon Musk es objetivamente eso. No tiene discusión. Hay quienes dicen que no sabe lo que hace por ser autista, otros que no es lo mismo aunque sea parecido. Otros más locos se han dedicado a recortar de videos, momentos en que políticos de cualquier orilla alzan las manos, para decir que han hecho lo mismo.
Los extremos deberían ser muy fáciles de identificar. Milei dijo en un trino “no sólo no les tenemos miedo. Sino que los vamos a ir a buscar hasta el último rincón del planeta en defensa de la LIBERTAD”; se refería a los “zurdos hijos de puta”, en sus propias palabras.
Hablando de ideologías políticas, los extremos de derecha son claros: defienden el bienestar de una élite económica sobre el resto, pretenden controlar la oposición con censura y violencia, son anti-derechos y supremacistas (casi siempre tienen por superior al hombre y especialmente si es blanco). Los de izquierda tienen similitudes en el uso de la violencia como herramienta política, pero no se parecen en las ideas: colectivismo igualitarista, planeación central (no sólo de la economía sino de la vida), entre otros.
Hoy día, en términos reales, muy pocos extremos de izquierda son viables. Pocas personas votan a comunistas confesos. Por eso la izquierda viable se ha redefinido a lo que conocemos como progresismo (que casi nunca es de extrema izquierda y a veces ni es tan de izquierda). Sin embargo, los extremos de derecha continúan siendo hegemónicos; para la muestra un botón: algunas de la primeras acciones de Donald Trump en su segunda presidencia han sido eliminar andamiajes legales para la protección de derechos laborales, la promoción de la salud de la mujer (así en términos generales) y el reconocimiento de las diversidades sexuales.
Cuando se dice que Elon Musk es un nazi, la definición es simple: sólo un nazi hace lo que él hizo. Pero cuando hablamos de mamertos y comunistas la cosa ya no es tan fácil. Milei dice por ejemplo que hay una “hegemonía woke” en el mundo y llama woke a todo, absolutamente todo lo que no sea lo que él es.
La extrema izquierda de hoy, según cuentan, es la defensa de los derechos de los trabajadores, la aceptación de las diversidades (étnicas, culturales y sexuales), la búsqueda de oportunidades para todos, la persecución a la discriminación y las violencias, la reducción de las desigualdades, la promoción de la salud sexual y reproductiva. En fin, todas cosas que son objetivamente buenas pero que no sé cómo se volvieron lo woke e indeseable. Reitero, la extrema derecha por su parte es mucho más clara, es objetivamente infame. Los nazis son hoy lo mismo que eran en 1940, al menos en las ideas, por eso, cuando se trata de ellos, identificarlos es tan fácil como saber que las gallinas ponen huevos.
Otros escritos de este autor: https://noapto.co/pablo-estrada/