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Leía por ahí que Jesús estaría contento. Que cada vez nos amamos más los unos a los otros, que cada vez nos damos más besos. Sobre todo entre desconocidos. ¿Puro amor al prójimo?

Se me había vuelto paisaje presenciar besos de 3 en rumbas. En medio de la euforia, un básico que queda bien con todo y no compromete a nada. Lo había normalizado completamente hasta el día que me invitaron a uno, un beso de tres. Un beso de tres donde besadores y besados no hablaban en semanas. Me entró una incomodidad que en ese momento describí como mojigatería. Entendía de dónde venía la invitación al beso de tres, era un besito como símbolo de afecto, amor o admiración entre amigos. ¿Qué me incomodaba?

Repasaba en mi cabeza el acto y concluí rápidamente lo siguiente: en teoría, lo fácil era el beso, lo difícil era mirarlos a los ojos. Me escandalizó la idea. ¿En qué momento se había vuelto más fácil un beso que mirar a los ojos? Era trivializar lo que para mí representaba el símbolo del beso lo que me incomodaba.

Byung-Chul Han en su libro “La desaparición de los rituales” habla de la importancia de los ritos y de cómo el mundo sufre hoy una fuerte carestía de lo simbólico.

“La palabra symbolon pertenece al mismo campo semántico que «relación», «totalidad» y «salvación». Según el mito que Aristófanes relata en el diálogo platónico El banquete, el hombre era originalmente un ser esférico con dos rostros y cuatro piernas. Como era demasiado arrogante, Zeus lo partió en dos mitades para debilitarlo. Desde entonces el hombre es un symbolon que añora su otra mitad, una totalidad que lo sane y lo salve. «Juntar» se dice en griego symbállein. Los rituales son también una praxis simbólica, una praxis de symbállein, en la medida en que juntan a los hombres y engendran una alianza, una totalidad, una comunidad.”

Lo simbólico como un medio en el que se genera y por el que se transmite la comunidad está hoy desapareciendo. Hoy existe una aversión y repugnancia generalizada hacia el ritual en general. La palabra “ritual” se ha convertido en una palabra escandalosa, en expresión de un conformismo vacío. Olvidamos que los ritos son acciones simbólicas que transmiten y representan aquellos valores y órdenes que mantienen cohesionada una comunidad; reconocerlo es importante para dejar de vivir en silos, ensimismados.

Los rituales son procesos narrativos, nos cuentan historias que hilan comunidad, de los rituales es constitutiva la percepción simbólica. Los ritos, generan una comunidad sin comunicación, mientras que lo que predomina hoy es una comunicación sin comunidad.

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