Amistad cívica

La Secretaría de Cultura Ciudadana de Medellín le está proponiendo una conversación a la ciudad desde el 2024. En sus eventos del libro realiza la franja de conversaciones “Cómo vivir bien juntos” un espacio para reflexionar sobre lo común, sobre las premisas éticas de la vida comunitaria. En la 19ª Feria Popular Días del Libro la conversación principal estuvo a cargo de Jorge Giraldo, profesor emérito y exdecano de la facultad de humanidades de la Universidad EAFIT, y Alejandra Ríos, filósofa y profesora de la misma universidad.

La charla tuvo como punto de partida aquel texto que Giraldo escribió para su lección final en EAFIT titulado “Nuestra dificultad para vivir bien juntos” sin embargo las consideraciones de ambos llevaron la conversación a un espacio imaginario más terrenal, a plantearle al auditorio preguntas frente a la utilidad de la filosofía para desenmarañar la realidad práctica, la vida en común. Qué nos enseña Aristóteles de aquel que se pasa el semáforo en rojo o no bota la basura donde debe.

De entre los muchos temas que abordaron Giraldo y Ríos en su conversación de una hora, hubo una reflexión de la filósofa que encaminó la escurridiza cuestión de “cómo vivir bien juntos”. Abordar una pregunta tan profunda es, de hecho, una tarea que la Secretaría de Cultura Ciudadana espera continuar durante los próximos tres años, y ojalá por mucho más tiempo. Lo que señaló Ríos —y que generó la sensación de haber dado en el blanco— fue la importancia, en la vida cotidiana de una ciudad como Medellín, de lo que Aristóteles llamó amistad cívica

En Ética a Nicómaco el filósofo de Estagira nos habla de 3 tipos de amistad. La amistad por utilidad, la amistad por placer y la amistad por virtud. La amistad cívica es una amistad por virtud en donde los ciudadanos reconocen a los otros como “buenos y justos”. Este reconocimiento y confianza en la bondad es central en la cuestión de la convivencia. No es posible vivir en cierta armonía si asumo que mis conciudadanos son malos y están buscando hacerme daño. Ninguna sociedad es viable cuando se presume la maldad de los demás como regla general.

La amistad cívica, de acuerdo con el argumento de Alejandra Ríos, es distinta al amor cívico. Yo no necesito amar a los otros para reconocerlos como iguales y como justos. Basta con, en virtud de la amistad cívica, identificarlos como sujetos de derechos y esperar un comportamiento medianamente virtuoso. En este punto Ríos se distancia de la Martha Nussbaum y su “amor cívico”. En su descripción de las emociones políticas Nussbaum señala que el amor a los otros es necesario para promover solidaridad y empatía en una democracia pluralista. Solo amando a conciudadanos, es decir, extendiendo el amor que se tiene a los círculos cercanos como la familia y los amigos al resto de la sociedad, es posible tener una democracia plena.   La amistad cívica, el amor cívico y demás reflexiones sobre la vida en común seguirán siendo parte de las conversaciones que promueva la Secretaría de Cultura Ciudadana de Medellín. Nos vemos el próximo 27 de julio en la 16ª Parada Juvenil de la Lectura para seguir pensando sobre cómo podemos vivir bien juntos.

Otros escritos de este autor: https://noapto.co/juan-pablo-trujillo/

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