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Querido genio:
Tú has sido testigo de mis reflexiones alrededor del amor durante todos estos años. En muchas cartas que te he escrito, he desnudado mi alma ante tí, pues ante la aparición de cada letra me he sentido más aliviado, recogido y una que otra claridad en mi mente y corazón han aparecido. Hoy estoy nuevamente ante ti, y ante muchos otros que leerán esta misiva, en donde quiero hablarte de lo que he comprendido alrededor del significado de amar en libertad.
En principio, es absurdo tener que acompañar el amor con la expresión libertad; el amor verdadero, aquel que mueve todo por dentro, que une todo, que transforma, que confronta y que permite sanar y crecer, en esencia es liberador. No hay amor en libertad y amor sin libertad, simplemente si ante la posibilidad de construir un vínculo con otra persona, hay una renuncia a la libertad, no es amor.
Y no te confundas querido genio, evidentemente la construcción de ese vínculo requiere ceder ante ciertos impulsos de la carne, el deseo y en general de la vida; pero una cosa es negociar y construir acuerdos en función del vínculo y una muy diferente es entregar todo tu SER únicamente a una persona.
Este es tal vez uno de los mayores espejismos con el que confundimos al amor. A veces nos pasamos la vida entregando al otro tanto de nosotros, que ya no nos queda para sí mismos. Es ahí donde la libertad tiene que ser una decisión, que requiere valentía y coraje. Escoger el amor en libertad es también renunciar a los apegos conscientes e inconscientes.
Otro gran espejismo del amor, es aquel que solo se sostiene con la ilusión o la imaginación, y ocurre mucho en las primeras etapas del enamoramiento. Llenamos cada espacio de nuestra mente con los escenarios ideales que queremos compartir con esa persona que nos gusta y nos enloquece. Queremos verle, oirle, decirle y nos sentimos en un universo infinito al lado de él o ella. Siempre ocupa nuestra atención, siempre ocupa nuestra sensación. Es el enamoramiento omnipresente que llevamos a cada lugar que recorremos.
Se agota cuando la realidad material supera la ficción, cuando ese amor construído desde la idealización del otro, asumida desde las carencias propias, comienza a desmoronarse mientras se habla, se hace o se omite algo. Y hoy sí que sufrimos de este mal querido genio, pues la nuestra y las siguientes generaciones caímos en el enamoramiento digital, aquel que nos lleva a tener horas y horas de conversación con una pantalla, que nos hace reír y llorar sin la presencia del otro, y que al final desgastamos ante lo tardío del encuentro corporal.
Y finalmente, tal vez uno de los mayores espejismos del amor, es el amor por necesidad. Aquel que se construye en una relación asimétrica, desde lo material, lo emocional o lo espiritual. Se da cuando el otro sólo está descargando su vida en su pareja, pero no hay crecimiento, confrontación o transformación. Se necesita tanto del otro, que ante la imposibilidad de perderlo es mejor no desatar ningún conflicto.
A la larga este amor se agota cuando la necesidad ha encontrado otros satisfactores o cuando el hastío se vuelve precursor del cambio en la vida de alguno. Lo que deja sin duda, es una estela de dolor, insatisfacción propia y por ende insaciabilidad ante el mundo. La verdad querido genio es que este espejismo del amor, nunca sale bien, pero es el que más nos cuesta soltar.
¿Y qué significa entonces amar en libertad? Aquí quiero ser un poco más breve.
Significa decisión. Así como la libertad es una decisión valiente que se toma con coraje en el alma, el amor implica un ejercicio de responsabilidad propia y con el otro de tal magnitud, que debe venir de la conciencia absoluta. No es un designio del universo, no es un resultado del azar, es decisión de amar y ser amado.
Significa autodeterminación. No se puede amar si no se tiene claro lo que se es como individuo. Marcar límites y construir acuerdos requiere en primer lugar, tenerlos claros para sí mismo y para ello tiene que haber una pregunta y algunas respuestas alrededor del SER. De lo que se desea y lo que no, de lo que se es capaz y lo que no, de lo que se permite y lo que no.
Significa transformación. Es tal vez la mayor y más importante propiedad de amar en libertad, pasar por el espacio – tiempo del otro y salir renovado, transformado, más grande, más fuerte, más conectado consigo mismo y con los demás. Esto significa querido genio que habrá mucha confrontación sincera y cuidadosa, pues eso requiere la transformación para que sea real.
Decisión, autodeterminación y transformación, tres condiciones y características que nos llevan a entender un poco más ese significado del amor en libertad. Tal vez funcionen como una brújula, como una guía, pero lo que es cierto es que nos permiten desprendernos de los espejismos y de todo aquello que nos ata a la trascendencia a la que ese amor en libertad puede llevarnos.
Conozco algo de todo esto querido genio, pues durante gran parte de mi vida pasé de espejismo en espejismo, pero un día de la nada, después de muchas historias en la mitad, conocí el amor en libertad y fui muy feliz. 6 años de mi vida los dediqué a caminar y a transformarme con quien fuera la persona más valiosa con la que he compartido lo que soy. A quien debo gran parte de mi sanación, mis logros y mi conciencia.
Gracias a él, me desprendí del miedo de la construcción a largo plazo y pude comprender el significado real de la complicidad y la lealtad. Su amor me hizo más libre y me transformó de maneras que apenas sigo descubriendo. Hoy las circunstancias y las decisiones nos han hecho tomar caminos diferentes, pero incluso en ese acto también se refleja un amor profundo, que trasciende todos los espacios y todos los tiempos.
Amar en libertad también es soltar para que el otro pueda SER mucho más de lo que es con uno. Es un riesgo, sí, pero como nos dijo Bauman “El amor está muy cercano a la trascendencia; es tan sólo otro nombre del impulso creativo y, por lo tanto, está cargado de riesgos, ya que toda creación ignora siempre cuál será su producto final”. No sabemos a dónde llegará, pero la transformación y el camino es poderoso y valioso.
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