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Una ciudad para vivir en tenis

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Medellín cuenta con cerca de 900 escenarios deportivos y recreativos administrados por el Inder, instituto que ha brillado en los últimos años por su ineficiencia, escándalos de contratación y por la rotación de sus directores. En total, el Inder de Medellín en la administración del alcalde Quintero, ha tenido 4 directores diferentes: Diana Toro, Carlos Romero y Cristian Sánchez, este último remplazado por Maryori Londoño por «no hacerle campaña al candidato del alcalde».

Sin embargo, no quiero dedicar este espacio a los numerosos cuestionamientos que son de conocimiento de los entes de control; basta con poner en Google: Inder + corrupción, para encontrar cerca de 62 resultados relacionados con escándalos, abusos, contrataciones dudosas y manejos irregulares. Asimismo, la veeduría «Todos por Medellín» ha realizado importantes denuncias con datos exactos, montos y responsables de cada actuación.

Prefiero dedicar este espacio para dejar algunas ideas al próximo alcalde en relación con la actividad física, el deporte y los escenarios deportivos. Lo primordial es un plan de recuperación y mantenimiento en todas las comunas, frentes de obra abiertos para reparar los escenarios que representan riesgo para la vida, salud e integridad de las personas. Los escenarios barriales son clave para el tejido comunitario en Medellín. En muchos barrios, la cancha es, al mismo tiempo, espacio recreativo, cultural y religioso.

La Unidad Deportiva Atanasio Girardot (UDAG) está en cuidados intensivos; la pista de atletismo tiene huecos por todas partes; ya no se pueden realizar eventos suramericanos, pues perdió la certificación. En todos los coliseos, los techos son un problema, siempre se inundan cuando llueve, tienen más agua que el Complejo Acuático donde varias piscinas están sin funcionar, y el Atanasio… el pobre Atanasio no da sino lástima. El velódromo se cayó a pedazos y el ciclismo no volvió. Medellín necesita un nuevo velódromo, cubierto y certificado para eventos internacionales, abierto al público general y capaz de recibir eventos culturales como conciertos.

En el eje del río, nuestra ciudad cuenta con un ecosistema recreativo y deportivo que cualquier ciudad moderna y rica envidiaría. De norte a sur, tenemos a Juanes de la Paz, Unidad deportiva de Castilla y el cerro el Volador; llegamos a la UDAG y a Parques del Río. Integremos a la Universidad Pontificia Bolivariana con el Estadio y la Unidad Deportiva de Belén; llegamos a la Pista Mariana Pajón, el Juan Pablo II y Metroparques; seguimos por la misma vía a la Unidad Deportiva María Luisa Calle y al Skate Park de la 4 sur. ¿No podría ser este corredor el mejor circuito ambiental, deportivo y recreativo del mundo?

Y si pensamos en red y conectamos estos ejes con rutas para ciclismo y trote, en el occidente hacia el cerro de las Tres Cruces, San Cristóbal y Palmitas; hacia el oriente con Las Palmas o hacia la vía a Santa Elena, tendríamos una ciudad pensada para conectarse naturalmente con su río, sus quebradas y montañas. En una ciudad compacta como la nuestra, solo los circuitos de caminada, la bici y el transporte público nos salvarán.

Por último, el Inder debería recoger a Metroparques, fusionarse en una sola entidad para atender los cientos de parques abandonados e integrar a la administración central al Parque Norte y al Aeroparque Juan Pablo II. Programas como Encicla podrían integrarse al ecosistema recreativo, de ciclorutas y ciclovías. No es cuestión solo de movilidad, es cuestión de mentalidad. Una ciudad para vivir en tenis.

Otros escritos de este autor: https://noapto.co/juanes-restrepo-castro/

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