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Amigo, hackea tu macho

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Esta semana, conversando sobre masculinidades, nos dimos cuenta de que muchos hombres no han tenido la fortuna de preguntarse sobre ellos (no han querido), no les han llegado preguntas que les permita cuestionarse su lugar en el mundo o que los inquiete sobre los relacionamientos, el poder, las estructuras de desigualdad y la justicia de género; muchos dicen que no tienen las herramientas y a veces, este argumento no les permite hacerse cargo de esta reflexión tan profunda, histórica y en tendencia. 

Hoy se habla de masculinidades en muchos lugares. Se promueve una conversación sobre cómo transformar algunas prácticas perpetuadoras de violencias, se les pide a los hombres que abracen su lado femenino, que puedan incorporar atributos históricamente feminizados, permitirse ser vulnerables y habitar diferentes formas. Lo curioso es que pretenden promover estas conversaciones sin hablar de patriarcado, de machismo, de violencias estructurales y de privilegios; quieren hablar de masculinidades sin incomodarse. Es decir, quieren ser machos conscientes, no hombres conscientes, pues buscan con el poco acercamiento que tienen seguir validando sus lugares de privilegio y no precisamente transformarlos.

Por esta razón, queridos amigos lectores, me atrevo a dejar algunas preguntas que nos pueden invitar a conversar sobre este tema:

  • ¿Piensas que machismo y feminismo son lo mismo?
  • ¿Dices que el machismo comenzó por las mujeres, porque son las mamás quienes los educaron?
  • ¿Consideras que esta conversación sobre masculinidades y justicia de género debe de tener un formato que no genere tanta incomodidad?
  • ¿Te consideras ya deconstruido? ¿Más conocido como género sensible porque no golpeas, pero sigues haciendo mansplaining?
  • ¿Te gusta cerrar los espacios de diálogo, dando las conclusiones como quien tiene la última palabra?
  • ¿Reproduces las cadenas pornográficas de Whatsapp y de Telegram? ¿Compras sexo?
  • ¿Sigues pensando que un comentario lanzado en la calle sobre el cuerpo, el vestir o la estética de otra persona es un piropo y no acoso?
  • ¿Crees que, por tener una orientación sexual diversa o nombrarte desde identidades de género disidentes, dejas de ser machista?
  • ¿Piensas que debes ser el proveedor de tus espacios íntimos y por ello te sientes con determinados poderes para tomar decisiones?
  • ¿Estás buscando una mamá todo el tiempo?, ¿te cuesta tomar decisiones propias, hacerte cargo de lo que piensas y deseas, o asumir las consecuencias de tus actos? Por ende, ¿siempre buscas que alguien más lo haga y tú te puedas desresponsabilizar?
  • ¿No eres consciente de tus prácticas de cuidado, no priorizas tus acciones frente a tu salud física y mental y estás esperando que alguien más te motive o la realice por ti?
  • ¿Consideras ir a terapia, buscar ayuda, expresar tus emociones o autoconocerse es debilidad?
  • ¿Tenes silencios cómplices con tus círculos de amigos cuando compran sexo, cosifican a las mujeres, hacen comentarios peyorativos y practican violencias emocionales y físicas con sus parejas y familiares? ¿Y este silencio cómplice es porque no deseas perder su amistad?

Estas preguntas son solo detonadoras de reflexiones para comenzar la conversación, pero por favor, amigos, no pregunten cómo se deben comportar esperando el manual de instrucciones y de indicaciones con cero reflexiones sobre dicho cuestionamiento. Tenemos que buscar ir más a fondo, ganar mayor sensibilidad y orilla anti-patriarcal pues, ¿cómo se puede abordar la equidad de género, hablar de masculinidades positivas sin cuestionar el sistema que construyó dichos patrones de relacionamiento? Estoy cansada de las conversaciones de forma y no de fondo, de las conversaciones decorativas, que suenan bien, incomodan un poco, pero no mueven las estructuras. Estas son las conversaciones de tendencia que no hackean el macho.

Hoy necesitamos hackear el macho, como dice Nicko Nogués director del Instituto de Machos a Hombres; es decir, hacerle preguntas a los roles fijos y estereotipados que nos enseñaron sobre la masculinidad, se necesita hacerse preguntas sobre cómo surgió el patriarcado y sus efectos, hablar de machismos, de las consecuencias que genera en el relacionamiento y las prácticas violentas que agudiza y perpetua, aunque sean sutiles y cotidianas.

Amigos, acá nos tienen como aliadas para acompañarlos en sus preguntas y para tejer otras pero, por favor, no pidan que se las respondamos. Atrévanse a asumir el papel histórico que les correspondió: transformar el patriarcado desde su propio lugar de enunciación.

Que siga la conversación…

Otros escritos de este autor: https://noapto.co/luisa-garcia/

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