Tipos de contenido

Buscar
Cerrar este cuadro de búsqueda.

Mientras el amor nos una

Te podría interesar

Elige el color del texto

Elige el color del texto

Escuchar artículo
PDF

El amor no existe. La poesía no existe. El alma no existe.

Lo que quiere decir: el amor, la poesía, el alma… no nos vienen dados hechos.

Hay que hacerlos”.

André Comte-Sponville

La frase “hasta que la muerte los separe” parece más una sentencia de inamovilidad que una guía amorosa. Los recién casados por el rito católico tienen entonces, en su horizonte, la obligación de caminar juntos hasta que uno de los dos fallezca. Una vez se pronuncia, el mundo cambia para los involucrados. Ahora, su realidad es la de una unión que se enraíza en la certeza de la permanencia.

Es una ilusión bonita pero incompleta. Es bella la idea de que, en medio de tanta incertidumbre, la vida en pareja sea lo estable y duradero. Pero, se queda corta porque no es suficiente la sentencia para que el amor, la fuerza que funda esa unión, exista y se extienda.

El amor es elección, es proyecto. El amor es acción. Asumir la vida con la dirección del amor es tener consciencia de que lo cierto son la incertidumbre y la carencia; por lo tanto, el amor no se nos da y ya; hay que construirlo en las acciones cotidianas y hacer de este no solo una posibilidad sino, una decisión.  

Las relaciones que se establecen desde el amor se saben cambiantes y finitas. Es decir, cada uno de quienes intervienen en esa relación es un ser que se modifica: el cuerpo se altera a lo largo de la vida; la sensibilidad y la inteligencia también. Cada uno es uno y muchos; y en la medida en que avanza el tiempo esos seres que eran de una manera, se van haciendo, mutuamente, de otras maneras. Y allí, en la constancia del cambio, hacer del amor una realidad es asumir que éste también se modifica.   

El amor de pareja, de familia, de amigos, se construye y, sobre todo, cambia. Elegir quedarse o decidir irse, es también parte de esa construcción. El amor, como acción, también puede ser renuncia. Por eso, tal vez, la certeza debería ser que la relación, cualquiera que sea, no se obligue hasta la muerte, sino que exista mientras el amor, hecho y rehecho, nos una.

Otros escritos de esta autora: https://noapto.co/maria-antonia-rincon/

5/5 - (3 votos)

Te podría interesar