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Los residuos nos van a cobrar factura

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Tal vez muchos no sepan que en Colombia la gran mayoría de residuos que salen de las ciudades van a rellenos sanitarios, que es solo una forma bonita de decirle a enterrar basura en un hueco gigante.

Digo que tal vez muchos no sepan porque estos temas suelen ser ignorados por la misma forma de percibir los residuos que generamos todos los días: cuando salen de las casas, es como si desaparecieran mágicamente. A nadie le importa mucho qué pasa con lo que los camiones recogen día a día para que podamos vivir tranquilos en las ciudades.

Conscientes o no, la crisis está presente. Es un problema que no podemos seguir evitando y que nos va a tocar enfrentar a las malas. Es el precio de haberlo ignorado por tanto tiempo.

Ahora escuchamos noticias que dicen que el relleno de La Pradera tiene posibilidades de colapsar e incluso de generar movimientos de las enormes montañas de residuos. Esto sería una crisis sin precedentes que causaría daños irreparables en el contaminado río Medellín, en las comunidades aledañas al relleno, en miles de especies de fauna y flora. Ah, y claro, a los habitantes de los más de 40 municipios que mandamos nuestras basuras allá. ¿Por qué? Porque no tenemos ni idea de qué más hacer con eso. No hay alternativas viables ahora. No hay plan B.

Para mí el problema viene desde antes, porque no es cuestión de que vaya a colapsar, sino de su misma concepción como la única forma de disponer los residuos. Es un modelo evidentemente insostenible con un colapso que se veía venir.

El problema se ve agravado por las ineficiencias en la administración del sistema de residuos en la ciudad. Y no, no me refiero a demoras en recoger basuras, o que se acumulen en algunos espacios y que no seamos la aclamada “tacita de plata” del país por ser impecables. Eso es lo de menos. Es porque nos hemos quedado con la solución más fácil: recoger y enterrar. Tanto desde la entidad como desde la ciudadanía nos hemos acomodado a que el camión junta todo, a que encargarse de los propios residuos no es nuestra responsabilidad y que no tenemos nada que ver ahí.

Esa visión es reflejo de la perspectiva de superioridad que tenemos ante el planeta: cogemos lo que queremos y botamos lo que no nos sirve más. ¿Y las consecuencias? No sabemos, no nos importan.

Que este inminente colapso sea incentivo para que desde todos comencemos a cambiar la forma en la que vemos nuestro papel en este planeta: debemos ser parte de él. No dueños, no jefes, no superiores, parte. Y como el resto de partes, tenemos la responsabilidad de vivir en armonía con el resto de seres que sí están haciendo su trabajo. No es tan difícil, pero sí requiere un esfuerzo individual y colectivo para comenzar a generar alternativas masivas de disposición de residuos.

No hay que inventar nada, las soluciones ya están, solo hay que aplicarlas: reducción en las compras; reutilización de materiales; compostaje de residuos orgánicos; generación de energía; fortalecer los sistemas de separación, recolección y reciclaje; limitación a materiales imposibles de recuperar. Y la lista sigue. La pregunta es: ¿cuándo vamos a empezar?

Otros escritos de este autor: https://noapto.co/esteban-perez/

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