El trance de un mérito inmerecido

El trance de un mérito inmerecido

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No me lo merezco. ¿Cómo hice pa’ engañar a tanta gente? Se van a dar cuenta en la próxima ronda de que todo es una farsa. No pasaron mis amigos. Ella, la belga, la más tesa del mundo, que se lo merece más que cualquier persona, y yo sí. No, yo no trabajo duro. Pensá en todas esas noches echado en el computador viendo bobadas, gastando tiempo. Eso no lo hace la gente trabajadora. Esa gente no se permite distraer la mente con bobadas inútiles. Desde que empezó el año no has aprendido nada. Nada. Decime una sola cosa que hayás aprendido. Allá ese esloveno que hace econometría con los ojos cerrados. Yo casi pierdo esa materia. Ese güevón es capaz de codificar en Stata como yo sé hablar español. Si él hubiera aplicado a esta cosa, hasta ahí hubiera llegado yo. Hay gente mejor que uno, es así de simple.

Me duele el estómago. Me dan ganas de volearle puños al aire, a la vida, a mí. ¿Por qué tiene que ser así?, ¿Por qué no simplemente me pueden dar el puesto y ya? Puta vida. Me voy a tirar en todo. Pasé esta ronda para nada. Para ilusionarme y después recibir ese mensaje claro y duro: no fuiste; no, sabés qué, ni siquiera no fuiste, sino que no sos suficiente. Nunca lo vas a hacer.

Me duele mucho el estómago.

No debería pensar así. De los procesos siempre se aprende. Ya llegar hasta donde llegué es un logro. No te cargués tanto encima, hacé tu mejor esfuerzo y ya. Disfrútatelo también, no todo puede ser con esta presión horrible. “Mi amor, no te montes expectativas, te amamos, no podemos estar más orgullosos de ti, nadie, nadie, nadie espera cosas de ti. Gózate la vida, gózate el proceso”. Mi mamá es una santa. Cuando la oigo se me va el dolor de estómago. Por momentos ella gana la batalla. ¿Por qué me puse a llorar cuando me dijo eso?, ¿por qué no le dije que estaba llorando? Me pude haber desahogado. Qué maricada.

No voy a ser capaz con esto. Ese man me va a ganar. Es que ni pa’ qué. Pa’ después tener esa estúpida ilusión que los seres humanos siempre tenemos. Decirnos que no esperamos lo imposible, pero es mentira. El corazón siempre reserva un cuarto escondido para las expectativas imposibles. Mejor las mato de una vez y confronto la realidad: no es pa’ mí, no me lo merezco.

Es un puesto. Se me va a ir después toda la vida así, aunque me diga mentiras. En algunos instantes voy a lograr despojarme del estrés del éxito, pero en esos instantes probablemente será porque logré lo que quería. Que voy a ir al parque a leer en la manga a despojarme de las normas sociales. Pues claro marica, eso voy a ir a hacer cuando me sienta tranquilo con quién soy. Cómo me voy a sentir tranquilo con quién soy si soy un fracasado. No lo logré. Nunca lo voy a lograr.  

Ay y que ahora todo el mundo siempre juzga a la gente por cómo reacciona ante sus derrotas. Pa’ después recibir pesar si muestro vulnerabilidad. Ya me va a tocar pararme al frente de todo el mundo cuando pierda haciéndome el que disfruté el proceso, que aprendí un montón, que fue un triunfo llegar así de lejos. Sí, eso voy a hacer, eso le voy a decir a todo el mundo, pero cuando llegue a mi casa voy a gritar y voy a llorar y me va a doler el alma. Voy a fracasar y me voy a sentir cómo un fracasado. Eso sí, nunca para afuera. Primero muerto que sin la dignidad de la derrota.

Ya me duele es la espalda. ¿Por qué se me lagrimean los ojos tanto?, ¿Por qué me importa tanto esta mierda? Puta es que lo quiero de verdad. No, vení. Se puede, leamos esos documentos que encontré, desarrollemos esos conceptos que ellos consideran los más importantes, estudiemos bien esas tácticas para las entrevistas y hagamos unas pruebas con ChatGPT. Se puede hermano, y si no se puede, por lo menos nos vamos con toda, nos vamos trabajando duro, nos vamos haciendo el mejor esfuerzo. ¿Cierto que después no me va a doler si sé que le metí toda? Eso, esa es la única manera de que salga tranquilo. De aliviar el dolor del rechazo. Y ojo… que después así nos lo ganamos.

Ahora sí. Como un toro. Esas inseguridades son una distracción. Es parte del proceso, yo soy capaz de olvidarla de la mejor manera: trabajo duro. Presión, sí, presión. Te lo tenés que ganar Juan Felipe. Eso es tuyo, eso tiene tu nombre. No es el destino, no es nada, eso te lo vas a ganar a punta de trabajo duro y ya. Te vas a sentir un putas porque es imposible que no te lo ganés. La vida es así, da sorpresas a los que trabajan duro.

¿Por qué me volvió el dolor de estómago? Ya no quiero trabajar. Ok, démonos un minutico. Respirá. Ahí está. Punzante. Qué angustia. Bueno, el tiempo va a pasar, las cosas resultarán como tienen que resultar. Tranquilizáte. Quizás te lo merecés.

Otros escritos de este autor: https://noapto.co/juan-felipe-gaviria/

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