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Hace algunos días alguien me dijo: «ojalá no te quemes con lo que estás haciendo». Esta expresión hace referencia al momento en que la contradicción, la falta de coherencia o el exceso de señalamiento, te limita, anula o cancela del escenario público.

Escuchar dicha afirmación, luego de llenarme de mucho temor y preguntas sobre mi quehacer, me recordó mi primer texto publicado, el cual escribí hace seis años. Hoy, decido compartirlo de nuevo.

«Me quemaron por bruja,
fui condenada a la hoguera por bruja,
por bella, inteligente y con liderazgo, porque estas no se pueden relacionar,
me quemaron por enlazadora, por tener redes y reconocimiento,
me quemaron por ser libre, por decidir quién hace parte de mis aquelarres íntimos,
me quemaron por fuerte.
Fui llevada a la guillotina por decidir sobre mi voz sin imposición, por decidir cuándo hablar y cuándo no.
Me quemaron porque no sabían qué hacer con mi luz, aunque yo tampoco.
Estos actos de quema me recuerdan lo que soy, una mujer llamada bruja por ser, aunque a veces olvide quién soy».

Hoy entiendo que puedo ser «quemada» por múltiples cosas, por ende, agradezco el fuego que transforma, pero también afirmo que elegí moverme desde el cuidado y el amor, elegí no ser quemada, y cada día intento construirme como una bruja que no será pasada por el fuego consumidor y violento, sino por aquel que abraza, ilumina y transforma.

Hoy, decido seguir siendo una bruja en construcción.

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