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Luisa García

Estrenando corazón político

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En mi barrio, el estrén es un ritual, este se realiza cuándo logramos, luego de mucho camello, comprar nueva ropa para fechas y ocasiones especiales, el estrén es el ritual especialmente en diciembre para celebrar la navidad, el año nuevo o un cumpleaños. El estrén, es la forma de decirle a la vida y al mundo que algo nuevo va a suceder o está sucediendo; pero este ritual no sólo está marcado por la nueva ropa que se luciría con orgullo, también va acompañado de toda la emoción, la alegría, la euforia por ritualizar aquello que se celebraría, el estrén tiene que estar acompañado de una sonrisa.

Así como el ritual del estrén, las emociones en la vida política también son un ritual, las emociones son políticas, tienen relaciones de poder, demarcan intenciones, juegos, espacios y tensiones, son colectivas. Hace algunas décadas la tristeza, el miedo y la rabia, eran nuestras principales herramientas para tomar decisiones, Colombia hace años no estrenaba emociones; sin embargo, con las pasadas elecciones y el anterior paro nacional, se demuestra que las emociones en el país vienen cambiando; pareciera que hoy, la vida política nos invita al ritual de algo nuevo, a estrenar corazón.

Las juventudes están construyendo país desde la indignación y la esperanza, el Estado intenta desde la reconciliación y la verdad, el empresariado desde la incertidumbre y la posibilidad; algunos estrenan la responsabilidad de ser Estado luego de haber sido la resistencia a este, las mujeres negras estrenan poder y vicepresidencia, luego de la histórica invisibilización, los excombatientes estrenan territorios en la reincorporación, el empresariado estrena nuevos caminos con una invitación a la humildad y la horizontalidad.

Hoy, el corazón político nos está pidiendo otros latidos y sentires, nos pide estar a la altura de la diversidad y la serenidad que implica este momento histórico, nos pide ritualizar el latir, buscar el mejor estrén y ponernos la mejor pinta para seguir construyendo país. Hoy, a todes nos toca estrenar un nuevo corazón político, uno que nos permita emocionar acorde la historia, uno que nos pide más calma, menos señalamiento, menos rabia y más escucha, más horizontalidad y menos salvadores. Hoy este corazón pide emocionar desde la esperanza.

Ojalá estemos a la altura del corazón.

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