Mar de lágrimas «gomertas»

Conocí por primera vez las piscinas del Juan Pablo II a mis 33 años, un indicio claro de que no son pensadas para gente como yo, que puede ir al mar cada año y accede tan fácilmente a una piscina, que se les pierde el interés. Eran las vacaciones de los colegios, y llegaban familias de los barrios más populares, felices por poderle dar a sus hijos un día diferente, y se notaba, porque no se les borraba la sonrisa de la cara. Un lugar digno y bien tenido, pero al que se le notan los 40 años que tiene encima.

Increíblemente, luego de que Fico Gutiérrez anunciara la renovación total de este espacio, que será el complejo deportivo más grande de Colombia, se desató la ira de los “gomertos”, es decir, esos personajes de alta alcurnia que se juran empáticos, ambientalistas, sensibles y del lado del pueblo, pero que en el fondo solo ve a las clases populares como unos pobres borregos que deberían seguir sus órdenes de buen pastor, y anhelar un retiro espiritual de yoga en vez de pensar en llevar sus hijos a una piscina de olas.

Lo que hay que ver, nos tocó defender la inversión en 210.000 m2 de espacio público (de las cuales, 150.000 m2 son de zonas verdes), que garantizan espacios de calidad de recreación y deporte, precisamente de quienes dicen que el privilegio nunca les nubla la empatía. Todo porque les parece un gasto excesivo que la gente más humilde pueda disfrutar de lo mejor.

Las excusas son de enmarcar: que Medellín tiene otros problemas, ¡pues claro! ¿Acaso este es el único proyecto de la alcaldía? ¿Quién dijo que porque se haga esto, no se está invirtiendo en otros frentes? Son las cosas que puede hacer una alcaldía que maneja casi 11 billones de pesos anuales, pues aunque invierta 200.000 millones en este proyecto, no está ni cerca de quedarse sin caja para atender otras necesidades.

Que no está en el plan de desarrollo… diminuto pensamiento soviético pensar que un gobernante debe quedarse paralizado durante 4 años porque no previó una situación en un papelito, al inicio de su gobierno. Antes esto es una buena señal, la plata está alcanzando para más de lo que se previó, pese a la mala herencia de Daniel Quintero. Por si fuera poco, este es el inicio del proyecto de convertir el aeropuerto Olaya Herrera en un gran parque, eso que tanta falta le hace a Medellín para estar al nivel de las grandes ciudades del mundo. Por ahora, ya disfrutamos el mar, pero de lágrimas “gomertas”.

Otros escritos de este autor: https://noapto.co/jose-valencia/

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