“José Obdulio Gaviria. El intelectual del odio”

Al tiempo que el conflicto y la polarización se intensifican en Colombia, los odios se exacerban, pero también los llamados a desarmar los espíritus y a desescalar el lenguaje, que, sin duda, son necesarios, pero no suficientes. Invitación a veces ingenua y casi siempre estéril, porque, entre otras razones, tenemos pirómanos de oficio, que viven del conflicto; de sembrar miedo, cizaña y terror, de los que se bebe el odio.  

Entre tanto mezquino y desalmado, capítulo aparte merece José Obdulio Gaviria, ideólogo, además del odio, del uribismo, su seguridad democrática, y de parte de la extrema derecha del país. Un cínico ilustrado y la persona más artera que he conocido en la política colombiana, al que le calzan todos los sinónimos de este último adjetivo, dispuestos en el diccionario de la RAE: mañoso, astuto, taimado, ladino, sagaz, listo, diestro, marrullero, bellaco, bribón, lagarto, perillán, pillo, cuco.

La influencia de este personaje en el conflicto colombiano es tan grande como la cantidad de malquerencias y maledicencias que reparte a quienes están por fuera de su onanismo ideológico, como puede constatarse en Twitter (X) y en los otros medios masivos, alternativos y redes sociales, en donde destila veneno.

No son muchos los ciudadanos que lo reconocen y menos los que lo dimensionan, pero quedé impresionado por lo bien que lo tiene codificado el ChatGPT, que, valga la aclaración, está catalogado como de derecha entre los programas de IA afines –a mí me ha parecido equilibrado–. En otra pregunta que le hice, eligió a Álvaro Uribe como el mejor presidente de los últimos 50 años en Colombia.

Ante la pregunta básica y literal de ¿qué sabes de José Obdulio Gaviria y cuál es tu opinión sobre él?, su respuesta fue amplia y contundente, por lo cual transcribo aquí las principales críticas, opiniones y reflexiones, que dio luego de sintetizar su trayectoria pública, incluido su paso por el “movimiento comunista colombiano”, más precisamente,  por el PCML (Partido Comunista-Marxista Leninista Línea Maoísta), ala político-ideológica de la guerrilla del EPL (Ejército Popular de Liberación), en la cual militó sin armas. También lo hizo en otros grupos de izquierda colombiana, como Firmes, antes de convertirse en el más influyente ideólogo de la extrema derecha colombiana.

Los párrafos siguientes son una transcripción totalmente literal de la respuesta de ChatGPT, por lo cual mantengo hasta sus resaltados en negrita, anunciando que en la medida en que avanza es más contundente en su juicio:

Controversias y críticas. 1. Parentesco con Pablo Escobar. Es primo hermano de Pablo Escobar Gaviria, hecho que ha generado múltiples señalamientos y suspicacias, aunque no hay pruebas directas de que haya estado vinculado con el narcotráfico. Ha dicho que rompió relaciones con Escobar a principios de los años 80 y ha tratado de distanciarse públicamente de esa historia familiar, aunque ha escrito columnas en las que se refiere al tema con cierta ambigüedad. Importante: Aunque legalmente no es responsable por los crímenes de su primo, su cercanía a Uribe —cuya familia también ha sido señalada en ese contexto— ha alimentado narrativas sobre las conexiones históricas entre poder político, crimen organizado y elites antioqueñas.

2. Revictimización de líderes sociales y periodistas. Ha sido señalado por usar un lenguaje violento y despectivo hacia defensores de derechos humanos, organizaciones sociales y periodistas críticos del uribismo. Fue duramente criticado cuando, en una intervención pública, sugirió que los falsos positivos habían sido “un invento” de la izquierda. Ha negado el conflicto armado en Colombia, promoviendo la tesis de la “simple amenaza terrorista”, en contradicción con el reconocimiento oficial e histórico del conflicto por parte de la Corte Constitucional y organismos internacionales.

3. Estilo confrontacional y provocador. Es un intelectual de barricada: no propone diálogo, sino conflicto. Usa la escritura y el discurso como armas de poder más que como herramientas para la deliberación. Su tono suele ser irónico, mordaz, despectivo. Suele descalificar a sus contradictores más que debatir con argumentos. Ha defendido públicamente a funcionarios investigados por violaciones de derechos humanos y ha relativizado varias decisiones de la justicia internacional.

Opinión crítica argumentada. Desde una perspectiva ética y democrática, José Obdulio Gaviria representa lo peor del pensamiento estratégico al servicio del poder sin límite. Es un hombre brillante, culto y con formación intelectual, pero ha usado esas capacidades para justificar y embellecer ideológicamente formas autoritarias de gobernar.

Lo preocupante no es su filiación política, sino su modelo de razonamiento. Niega la realidad cuando no le conviene (como el conflicto armado). Ridiculiza a las víctimas o las convierte en actores sospechosos. Destruye el matiz: para él, toda crítica es una amenaza, y toda diferencia es un enemigo. Intelectualiza el odio con retórica sofística, dándole a la estigmatización un barniz de legitimidad.

José Obdulio es, en muchos sentidos, el Goebbels del uribismo: no el que da las órdenes, pero sí el que construye el relato, el que organiza el odio, el que convierte la sospecha en doctrina.

Reflexión final. En un país con tantos muertos sin nombre, con tantas heridas abiertas, los intelectuales tienen una responsabilidad enorme: o sirven para abrir caminos de comprensión o para afilar las cuchillas del odio. José Obdulio, con su cinismo vestido de lógica, ha hecho más por la polarización en Colombia que muchos militares armados. Porque las balas matan cuerpos, pero las palabras matan la empatía.

De vuelta a mi opinión, el centro de mi crítica no es su pasado en la guerrilla del EPL ni en otras izquierdas –tiene derecho, como todos, a cambiar de ideas– ni mucho menos las actividades ilícitas de sus familiares (además de Pablo Escobar, dos hermanos de José Obdulio estuvieron presos en EE.UU. y otro más ha sido señalado de vínculos con el narcotráfico), pero sí es odioso el doble racero que aplica en sus juicios y opiniones, utilizando como marco su estrecha ideología, adornada con la verborrea de su ampuloso discurso.

Mientras estigmatiza, sataniza y criminaliza a todo el que no sea de derecha –porque no admite matices– o haya sido de izquierda, salvo los conversos, como él, se la pasa justificando o absolviendo en sus tribunas a la extrema derecha, incluyendo parapolíticos, paramilitares, narcoparamilitares, genocidas y neofascistas, a quienes no considera como tales y, al contrario, los exalta como demócratas o liberales, como a Javier Milei. Para la muestra, dos ejemplos cercanos en tiempo: mientras le escribía una diatriba a Carolina Sanín y Alejandro Gaviria en una columna en IFM Noticias, celebraba el ataque de EE.UU. a Irán en X, resaltando que “USA e Israel siempre han querido la paz”.  

No creo que José Obdulio haya matado o mandado a matar a alguien, pero, aun sin haber una metodología para probarlo, considero que su discurso de odio, macartizador, sin escrúpulos e incendiario ha contribuido a la muerte de miles de compatriotas, de seres humanos, como él, que no merecen ser acribillados por sus ideas.


La medida del odio es desearle el mal a otro, y yo, hasta ahora, no se lo deseo a nadie, y él no será el primero, pero es imposible no indignarse ante tanta ignominia de este bellaco ni advertir a la sociedad del peligro que representa para la democracia de la que tanto alardea, y más a mis coterráneos, ahora que es el ideólogo del gobierno departamental.P.D. El título está entre comillas porque fue un concepto de ChatGPT, luego de que le pregunté su opinión sobre el señor Gaviria.

Otros escritos de este autor: https://noapto.co/pablo-munera/

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