Ángeles clandestinos

Para escuchar leyendo:             Las malas compañías, Joan Manuel Serrat y Les Luthiers.

Entre los versos de Gómez Jattin, con su maravillosa capacidad de darle sentido a los milagros cotidianos, existe uno en particular que siempre he llevado en la memoria: “Si mis amigos no son una legión de ángeles clandestinos (…) qué será de mi”.

Bella definición, como casi todo lo que lograba definir ese maravilloso poeta tan nuestro y ajeno.

En los tiempos que vivimos, en los que la desconfianza es la norma universal, la amistad se me hace cada día más un acto de rebeldía. Por ejemplo, según la Encuesta de Cultura Política del Departamento Administrativo Nacional de Estadística, aplicada en 2023, el 44% de los colombianos mayores a 18 años dicen no tener una red cercana de confianza y apoyo. Esta cifra se acrecienta en la región Central, donde se ubica en un 54,4%. Somos, en resumen, un país de solitarios, de islas perdidas.

La velocidad de las redes, el afán de sobrevivir a una economía en picada, la competencia propia de nuestro tiempo, la desesperanza que regalan los medios cada hora. Es imposible tener una estabilidad mental y emocional entre tanta niebla sin el apoyo constante de una luz que permita seguir avanzando. La luz de la familia, del amor, de la compañía, de esos sentimientos que se dan sin medición y se esperan sin peros.

Hablemos de más cifras; en los últimos 15 años, por ejemplo, el número de personas que viven solas ha crecido un 7%. Mientras que, en 2005, el 11% de la población colombiana residía en hogares unipersonales, en la actualidad esta cifra ha ascendido al 18%. Todo esto también según el DANE.

A su vez, un estudio de la Pontificia Universidad Javeriana de 2023, aplicado en Bogotá, sostiene que el 51% de las personas mayores experimentaron niveles altos o medios de soledad social. Además, el 79% mostró niveles altos o medios de soledad conyugal.

La capacidad de juntarnos, que tanto reclamamos en los políticos, también tiene que reclamarse –con singular urgencia- entre los ciudadanos. Las ciudades y los territorios tienen que ordenarse para el encuentro, para el disfrute ciudadano; los procesos artísticos, desatar conversaciones, las ofertas culturales y deportivas, el derecho al ocio y, sobre todo, el reconocimiento de la importancia de las relaciones interpersonales, debe ser tema primordial en las agendas públicas cuando de enfrentar la grave situación de la salud mental se trata.

A mis amigos, en medio de todo esto, les agradezco su cariño, su lealtad y su honestidad. Lenguaje inagotable de la bondad en la vida.

Ánimo.

Otros escritos de este autor: https://noapto.co/santiago-henao-castro/

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