Andrés Julián Rendón: ni por Antioquia ni firme. 

Andrés Julián Rendón: ni por Antioquia ni firme. 

Una de las sorpresas electorales más notorias fue, sin duda, la llegada del economista del Centro Democrático, Andrés Julián Rendón, a la Gobernación de Antioquia. El cuestionado exalcalde de Rionegro asumió el cargo con muchas consignas, pero con pocos planes para un departamento que atraviesa un momento vertiginoso, especialmente en temas sociales.

Rendón enfrenta investigaciones por 36.000 millones de pesos invertidos en un sistema de transporte inacabado en Rionegro, y por más de 2.000 millones en los CAI de la ciudad, que, lejos de ser modernos y funcionales, están abandonados y en mal estado.

El hijo del Oriente antioqueño asumió el cargo sin dar cuenta de esas investigaciones, presentando un plan poco ambicioso y conservador frente a las profundas necesidades de una sociedad sumida en la desigualdad, el hambre y el conflicto.

Las mujeres, por ejemplo, fuimos la población más afectada por la llegada de este personaje. Su primera gran acción fue plantear la supresión de la Secretaría de las Mujeres, bajo el pretexto de la austeridad, con enfoques que refuerzan la idea de que somos nosotras las encargadas del cuidado, acompañados de un plan lleno de imaginarios sexistas.

Los debates y acciones predominantes en este año no han girado en torno a la seguridad alimentaria, que afecta al 38 % de las familias antioqueñas, ni al recrudecimiento de la violencia en el campo en subregiones como el Bajo Cauca, Magdalena Medio y el Nordeste. Tampoco se ha hablado de la gentrificación del Valle de Aburrá, la turisficación no planificada en regiones como el Suroeste, el Occidente y el Oriente, ni se han tomado medidas para garantizar que la Universidad de Antioquia logre superar la multicrisis financiera.

Siempre ha sido un juego individual orquestado junto a las administraciones municipales: una oposición infructuosa, fracasada y vergonzosa al gobierno nacional, que ha puesto en vilo temas como el desarrollo de la infraestructura. Vociferar que el país va mal mientras su propia casa se incendia es una osadía y una deslealtad.

Antioquia y su gente están pasando por momentos muy difíciles, y hasta la fecha no existe un liderazgo capaz de enfrentar los retos con la altura necesaria para materializar una región justa, integrada, sostenible y a la medida de la ciudadanía. Es momento de mirar hacia el campesinado, la niñez, los mineros, las mujeres, los trabajadores, los firmantes de paz y la juventud antioqueña, para rescatar el mito fundacional que nos ha hecho ser la tierra que se resiste a la quietud.

Otros escritos de esta autora: https://noapto.co/sara-jaramillo/

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