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Colombia empezó el 2025 con una escalada de violencia en la región del Catatumbo. El enfrentamiento entre el ELN y las disidencias de las FARC por el control del territorio, la producción de coca y las rutas transnacionales del crimen ya deja más de 80 muertos y cientos de desplazados en los últimos días. Sin embargo, no es algo nuevo, y al Gobierno sólo parece ocurrírsele suspender los diálogos de paz con el ELN hasta ahora.
De acuerdo con la Fundación Ideas para la Paz (FIP), el ELN decretó paros armados en el Chocó con alto impacto humanitario, y atacó reiteradamente a la fuerza pública cuando se acabó el cese al fuego. Asimismo, se afirma que ni este Gobierno ni el anterior han sabido utilizar la información de la fuerza pública, el ministerio público, ni las comunidades, pues han existido alertas desde el 2020 y un crecimiento de tensiones desde 2023.
Lo que ocurre tiene cierta similitud con el proceso de paz fallido entre Pastrana y las FARC. Un gobierno con pasividad hacia los terroristas, dándoles oportunidades una y otra vez a pesar de que no existe voluntad de paz por parte de ellos, y sin enfoques o métodos claros para abordar un proceso de paz con esa guerrilla. Ahora, como en ese entonces, ¿será que es demasiado tarde para que el Gobierno decidiera levantarse de la mesa?
En un trino, Petro afirmó que “lo sucedido en el Catatumbo no es sino una demostración más, del tránsito de las guerrillas insurgentes hacia las organizaciones narcoarmadas”. El presidente debe darse cuenta de que las guerrillas románticas ya no existen hace por lo menos cuarenta años. Sigue creyéndose el cuento idílico de la revolución, y parece no haber entendido que las guerrillas tienen cualquier interés menos proteger y respetar al pueblo.
El ministro de Defensa, Iván Velásquez, gran responsable de las diferentes crisis de seguridad que enfrenta el país, declaró que las acciones del ELN son algo “inconcebible en una organización que se dice guerrillera (…) que nos recuerdan a aquellas épocas del paramilitarismo realizando masacres y acciones similares”.
El ministro parece creer que los únicos culpables de atrocidades han sido los paramilitares, y que las guerrillas deberían dar ejemplo. Se ve que se le olvidó Bojayá, Mitú, la bomba del Nogal, el asesinato de Gilberto Echeverri y Guillermo Gaviria, los miles de secuestrados, los diputados del Valle asesinados, y el sinfín de otros crímenes de las guerrillas.
Qué realidad alterada la de este señor. Qué realidad alterada la de este Gobierno. Hoy, el ELN, más que una guerrilla, es un cartel. A pesar de que digan que no son narcotraficantes, existen numerosas pruebas. Por ejemplo, El Tiempo reportó hace unos días que se les incautaron 1221 galones de pasta de coca. Este mismo reportaje hace alusión a un informe del Sistema Integrado de Monitoreo de Cultivos Ilícitos (SIMCI), que muestra que en el Catatumbo se concentran más de 30.000 hectáreas de cultivos de coca.
El Catatumbo está abandonado por el Estado. No es que la presencia de otros gobiernos haya sido efectiva -o haya sido, punto-, pero sí es un hecho que, siendo oposición, quienes hoy gobiernan pedían la renuncia del ministro de Defensa y hasta del Presidente con cada masacre que se presentaba en el país. Mientras tanto, Petro se preocupa por Gaza y por ser reconocido internacionalmente; y recordemos que cuando Duque hablaba de otro conflicto, le decía que eso no era asunto suyo si había víctimas en Colombia. Víctima de su propia palabrería.
Hoy, son muchos los que hacen parte del silencio cómplice: influenciadores, bodegueros, activistas y congresistas que se rasgaban las vestiduras por la muerte de líderes sociales y los ataques a la población civil en otros gobiernos y ahora no dicen nada. Lo que deja ver esto es que querían llegar al poder, no necesariamente hacer algo útil con él cuando lo lograran. Se repite uno de sus pecados más frecuentes: creyeron que gobernar era igual que hacer oposición, y no se percataron de que la realidad era más compleja.
El Catatumbo es un síntoma de una enfermedad que es el actual Gobierno. Para combatirla debemos hacer una oposición con argumentos, mucho más inteligente que la que se está haciendo actualmente, si es que no queremos aguantarnos cuatro años más de ineptitud con consecuencias devastadoras. Las personas que viven en estos territorios han sido abandonadas históricamente por el Estado; qué lástima que el Gobierno que llegó prometiendo hacerse presente se haya quedado en regueros de palabras vacías en medio de trinos mal redactados.
Otros escritos de este autor: https://noapto.co/esteban-mejia/