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Nuestros gobernantes están obsesionados con construir en Medellín una industria musical, buscando aprovechar el boom de artistas paisas en el mundo. Y ojo, quiero que me entiendan, esa es una excelente idea que se merece todo el apoyo, una oportunidad única de desarrollo para la ciudad, es un sector con un tremendo potencial para generar empleos y riqueza. Mi punto está en que esta no es una idea nueva para Medellín, sino al contrario, una de nuestras marcas.
Sería necio negar el impacto del reguetón para nosotros, nunca ningún género ni ningún producto cultural nuestro había cruzado tantas fronteras, no hay comparación alguna con el pasado que iguale el fenómeno masivo y mundial que han creado los reguetoneros paisas. Las búsquedas de Karol G en Google superan a las de Pablo Escobar, inundamos Spotify en todo el planeta y, en los lugares más recónditos, hablantes de otras lenguas balbucean “bajando por Palmas de camino pa’l Pobla” en sus fiestas. Sin precedentes.
Sin embargo, ahí no empieza nuestra historia. Dos casas disqueras, Codiscos y Discos Fuentes, sin las cuales no se podría entender la música colombiana, hicieron de Medellín su casa y en sus estudios se grabaron los grandes hits de nuestro país durante toda la segunda mitad del siglo XX. Músicos como Lucho Bermúdez, Diomedes Díaz, Los Corraleros de Majagual, Fruko, Joe Arroyo, Alfredo Gutiérrez, Los Hispanos, Rafael Orozco venían a estas montañas a grabar las canciones que marcaron nuestra historia.
Discos Fuentes es un caso para recordar y aprender, que quienes vengan a Medellín de otras regiones a trabajar y a cumplir sus sueños deben ser recibidos con los brazos abiertos, y jamás debemos caer en la torpeza de la xenofobia. Ellos trajeron la música del caribe y la popularizaron en todo el país, volviéndola el símbolo de toda Colombia. Además, la excelente idea de su fundador Antonio Fuentes de sacar en diciembre un compilado llamado Los 14 Cañonazos marcó para siempre nuestras navidades, pues todavía hoy, la música allí contenida es la que suena cada fin de año en todas las casas, sin perder vigencia.
Estoy convencido de que Medellín será un referente musical mundial, que la industria del entretenimiento nos traerá desarrollo y calidad de vida, y que muy bien hacen los políticos que quieren contribuir a su consolidación. También creo que, si no desconocemos nuestro pasado ni creemos que nos estamos inventando el mundo, haremos mejor las cosas.
A propósito, Los 14 Cañonazos siguen saliendo, tanto en LP como en Spotify. El de este año es el volumen 64 y es magnífico ¡Escúchenlo!
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