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En estos días conversé con una fuente anónima que trabaja en el gobierno Petro. Tenía curiosidad de saber qué se opina con respecto al regreso de Donald Trump en Estados Unidos. Me quedo con una frase contundente que me dijo: “no creo que haya coincidencias con el gobierno de Trump”. Por parte de Trump y su gabinete tampoco es probable que existan coincidencias, más aún tras el nombramiento de Marco Rubio como Secretario de Estado, quien ha sido simpatizante de Uribe y crítico acérrimo de Petro. Ciertamente, se trata de un aliado directo para la derecha colombiana en el más alto cargo de política exterior estadounidense.
Aunque de momento no deberíamos esperar cambios en la cotidianidad, habrá temas de agenda clave en los que ambos gobiernos serán opuestos: drogas, género, medio ambiente y Paz Total. Los dos últimos muy apoyados por la administración Biden, con quien Petro tuvo una relación cordial, pero que no priorizó.
En temas de drogas es probable que Trump vuelva con la idea de las fumigaciones y la erradicación obligatoria, y que incluso esto condicione los fondos de cooperación que Estados Unidos entrega a Colombia. No olvidemos que el Congreso estadounidense es el principal encargado de asignar este dinero, y también quedó con mayoría republicana, por lo que es probable que nos quiten las certificaciones.
El gobierno Petro ha buscado resignificar el tema de la droga como uno de salud pública, en el que el consumidor tiene una responsabilidad compartida con el productor. No es un tema visto desde el delito, que es como lo enfocan los republicanos. Además, para los republicanos también será crucial que las tasas de cultivos de coca se han disparado, y una de las razones puede ser la falta de erradicación.
La conversación también dejó claro que toda postura guerrerista por parte de Estados Unidos será rechazada con contundencia, y que no se espera que Trump, por ejemplo, defienda los derechos de los palestinos, tan importantes para la agenda internacional del presidente Petro. Esperemos, pues Petro hizo alusión a que, si Trump venía a hablar de paz, contaría con él. El tipo será un loco, pero es un hecho que no inició ninguna guerra durante su presidencia, a diferencia de la mayoría de sus antecesores.
Eso sí, hablando de paz, es casi seguro que el gobierno de Trump no apoye las políticas de paz total, menos si se sigue eligiendo como “gestores de paz” a personajes tan atroces. En este caso también influirán las posturas frente a Venezuela, en las que Petro y Trump (o Rubio) pueden diferenciarse mucho. Recordemos que Trump apoyó el “cerco diplomático” de Iván Duque y el reconocimiento de Guaidó. Si hay algo bueno que pueda esperarse del nombramiento de Rubio es que no les gustó a los bandidos que habitan el Palacio de Miraflores en Caracas.
Ahora, el tema de medio ambiente también será crucial. Trump es negacionista del cambio climático, así que es posible que retire cualquier tipo de financiación que se haya logrado junto al gobierno de Biden. Petro ha dejado claro, desde que empezó, que el medio ambiente y la lucha contra el cambio climático son cruciales para su gobierno; de hecho, lo han posicionado a nivel internacional, así que este es otro tema en el que la cooperación será inexistente.
En términos económicos, Colombia Risk Analysis estipuló, antes de la victoria de Trump, que este escenario probablemente llevaría a que Estados Unidos sugiera “nuevas condiciones sobre las exportaciones colombianas o a renegociar los acuerdos existentes”. Además, con los temas ambientales y el discurso de Petro en cuanto al cambio de las formas de producción y la transición, es claro que no habrá cooperación por parte de Trump e, incluso, puede haber condena públicamente.
Es claro que Petro no simpatiza con Estados Unidos, y por eso ha buscado acercarse a China o a otros países europeos; incluso, ha querido proyectarse como líder de una suerte de integración regional. En ese sentido, ha buscado depender menos de los estadounidenses, sin importar si son republicanos o demócratas. Ahora que son los primeros, sí que va a buscar ser más independiente de los estadounidenses.
Es importante que Colombia busque otros aliados importantes en términos de cooperación, pero no quisiera vernos cerca, por ejemplo, de los rusos, con quien ya se han tenido acercamientos amables. Una mala relación con Estados Unidos puede acercarnos a otros bloques; es importante no ser un alfil más ni tener la visión -de mucho tiempo- de que Latinoamérica es el patio trasero de los norteamericanos. Pero eso no debe ser una razón para que se convierta en el patio trasero de los déspotas rusos o de los chinos.
Y claro, no se nos olvide que en el 26 hay elecciones, y que, si bien es poco probable que Petro tenga relaciones cercanas con Trump, puede llegar una candidatura -y una eventual presidencia- que no sólo sea cercana, sino que emule sus formas de hacer política para llegar al poder.
Ciertamente, hay un cambio de paradigma tras años de ser “el mayor aliado” de Estados Unidos en América Latina a que no vaya a haber coincidencias. Y eso que, como escribía hace unas semanas, Petro y Trump, en medio de tantas diferencias políticas e ideológicas, pueden llegar a tener personalidades y egos parecidos.
Otros escritos de este autor: https://noapto.co/esteban-mejia/