La manifestación y las explicaciones mágicas

La manifestación y las explicaciones mágicas

Escuchar artículo

Las manifestaciones son la creencia, muy extendida en las sociedades contemporáneas, de que los pensamientos tienen impacto en el mundo real. Y ¡claro que los tienen!, pero en distintos niveles y sobre todo con determinadas consecuencias. No todo en la vida depende de lo que pensamos u hacemos. El verbo manifestar ha tomado un significado místico en tiempos de cambio acelerado y crisis de las instituciones modernas. Muchas personas están convencidas de que desear algo con el suficiente entusiasmo puede hacerlo realidad. Es el mismo principio de la oración, pero sin la intermediación de una deidad. Las manifestaciones son sobre todo al “universo”, al que se le asigna el lugar de una entidad con voluntad para actuar en favor o en contra de las personas. Es, si se quiere, una oración laica en la que el universo conspira.

Hay varias explicaciones frente a este fenómeno. Voy a mencionar tres. La primera es la creencia en la solución biográfica, en que el individuo es el responsable de su propia suerte. Vivimos en sociedades con profundos procesos de individualización en las que se cree que las acciones individuales son suficientes para tramitar cualquier tipo de dificultad en la vida. Con trabajo duro, hábitos saludables y esfuerzo es posible conseguir todo lo que un individuo se proponga. Las condiciones materiales y estructurales son limitaciones propias de mentes débiles y perezosas. La manifestación es, en ese sentido, otro de los ecos de estas características de la sociedad contemporánea. Es un hábito de las personas exitosas.    

El segundo elemento que explica la popularidad de la manifestación tiene que ver con el pensamiento mágico y la neotenia, el fenómeno biológico de mantener rasgos juveniles en la adultez. Las sociedades contemporáneas tienen una especie de neotenia social, que ha extendido la juventud más allá de su rango. Esto tiene que ver con el aumento de la expectativa de vida a nivel mundial, y, seguramente, con las dinámicas de consumo en el mercado. A la par de la extensión de la adolescencia también lo ha hecho la niñez, esa etapa de la vida donde más aparece lo que, en términos de Freud, es el pensamiento mágico: cuando un deseo o un pensamiento “se cumple” de manera inexplicable. La manifestación es una resonancia del pensamiento mágico de la niñez en los adultos.     

La tercera tiene que ver con lo que se ha denominado la crisis de las instituciones modernas, la era del vacío o la modernidad líquida. La velocidad con la que cambia el mundo y el declive de las comunidades de sentido ha generado una sensación de orfandad social que debe ser resuelta de alguna manera. Max Weber dijo alguna vez que en la modernidad se había producido un desencantamiento del mundo, una pérdida de la centralidad del pensamiento mágico como explicación del orden universal, muy ligado a las creencias paganas. Hoy parece haber un retorno de esa centralidad, pero en la forma de manuales de conducta. Lo que antes estaba mediado por Dios, ahora se encuentra en los libros de algún gurú del rendimiento individual.     

Las explicaciones mágicas existirán en tanto haya seres humanos en el planeta tierra. Nuestra especie necesita relatos que le permitan entender su existencia en el mundo, que le den sentido a su vida. Incluso, aquellas personas que son más escépticas terminan desarrollando alguna especie de pensamiento mágico. La racionalidad científica es una especie de creencia. El método científico es una forma refinada de reducir complejidad y tratar de entender el mundo, de darle sentido a lo que seguramente no lo tiene. En la ciencia hay también ciertos niveles de fe y pensamiento mágico.

Otros escritos de este autor: https://noapto.co/juan-pablo-trujillo/

4/5 - (7 votos)

Compartir

Te podría interesar