El ruido y los problemas urbanos

El ruido y los problemas urbanos

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Se ha dicho en X, con la facilidad y poco rigor que caracterizan muchas de las publicaciones en esta red social, que el congresista Daniel Carvalho legisla sobre “temas intrascendentes para el ciudadano de a pie”. Temas como el desarrollo urbano, la movilidad sostenible, la canasta básica de cultura o el ruido, por ejemplo, son, para algunas personas, poco importantes. Para quienes lanzan esas acusaciones, desde la comodidad de una casa de campo, pueden ser irrelevantes, pero lo que sí es mentira, es que no sean trascendentes para el ciudadano de a pie.

La mayor parte de la población mundial vive en ciudades, y Colombia no es la excepción. En estas tres décadas del siglo XXI la proporción de personas que vive en el campo vs las que viven en la ciudad, se invirtió. Quienes leen esta columna estaban vivos cuando esto sucedió. Esta realidad ha producido una gran cantidad de cambios en nuestra sociedad, convirtiéndola en una “sociedad urbana”, como la definió Lefebvre desde las décadas de 1960 y 1970, y la han seguido estudiando autores como David Harvey, Manuel Castells, Jordi Borja, Raquel Rolnik, entre otros. Esto ha hecho que las necesidades sociales, que son universales: salud, educación, vivienda, transporte, etc. adquieran unos rasgos propios de lo urbano, estableciendo diferencias cada vez más marcadas con relación a lo rural.

La reforma a la salud, por ejemplo, ha mostrado esas diferencias. Es un lugar común, entre gobiernistas y opositores, afirmar que en el entorno rural, el sistema requiere ajustes. Y para nadie es un secreto, hay mayores dificultades para educarse en el campo que en ciudad, como no es lo mismo construir una casa en un escenario urbano que hacerlo en uno rural. Y ni qué decir del acceso al transporte público o los problemas de contaminación.

En este orden de ideas, el desarrollo urbano, la movilidad sostenible y el ruido, por ejemplo, son temas trascendentes para el ciudadano de a pie, ya que la mayoría de esas personas viven en ciudades.

Sobre el ruido, dice la canción El Remate de Alcolirykoz:

“Vecino hijueputa

Que cree que todo el mundo quiere escuchar esa gonorrea de música

¿Será que le puede bajar?

¡´Pirobo`!”

Como lo refleja ese fragmento de la canción, el ruido es una problemática urbana y sus orígenes pueden ser muy diversos: automóviles, motocicletas, espectáculos públicos, fiestas privadas, construcciones, fábricas, iglesias, etc. Todos las fuentes de ruido anteriores me han afectado, en unos momentos y lugares más que en otros. Sin embargo, el ruido que a mi familia afecta más, es producido por las fuentes móviles, ya que vivimos en Medellín cerca a una avenida principal. Motocicletas de alto cilindraje, muchas de ellas modificadas, al igual que automóviles, que con sus motores y altoparlantes perturban la tranquilidad de las personas durante el día, pero principalmente en la noche. Bebés, adultos, adultos mayores, enfermos, etc., todos tenemos que darnos cuenta que ese despreciable conductor o conductora pasó por ahí.

Este año, ante un derecho de petición interpuesto por mi padre, un adulto mayor, a la la Secretaría de Movilidad del Distrito Especial de Ciencia, Tecnología e Innovación de Medellín, la Subsecretaría de Seguridad Vial y Control respondió lo siguiente:

“en cuanto a la contaminación por RUIDO generada por fuentes móviles, se debe tener en cuenta que, la normatividad actual solo contempla la medición de dichos niveles en los CDA, que son recintos cerrados y no se cuenta con información que nos oriente a realizar este tipo de controles en la vía pública, toda vez que para estas pruebas se requiere de unos instrumentos capaces de medir niveles de la presión sonora”.

Es decir, en Colombia no se puede medir los niveles de ruido generados por fuentes móviles en vías públicas, solo en los CDA.

El Ministerio de Ambiente, Vivienda y Desarrollo Territorial (MAVDT), emitió la Resolución 627 de 2006, por la cual se establece la Norma Nacional de Emisión de Ruido, y Ruido Ambiental, que trae el Artículo 11:

Prueba Dinámica para Vehículos Automotores y Motocicletas: En el término de dos (2) años contados a partir de la vigencia del presente acto administrativo, el Ministerio de Ambiente, Vivienda y Desarrollo Territorial mediante resolución expedirá las normas y los estándares máximos permisibles de emisión de ruido por vehículos automotores y motocicletas nuevos en prueba dinámica. (subrayado mío)

En la respuesta de la Secretaría de Movilidad, se reconoce que: “hasta la fecha, el MAVDT, no se ha pronunciado con una nueva Resolución que reglamente estos controles y para acogernos a ella sin entrar en conflicto con nuestra labor misional”. Es decir, el MAVDT tuvo hasta el 2008 para expedir las normas y los estándares máximos permisibles de emisión de ruido por vehículos automotores y motocicletas nuevos en prueba dinámica, y no lo ha hecho. Y para acabar de ajustar, la Resolución sólo se refiere a vehículos y motocicletas “nuevos”, no dice nada de los usados.

En estos 16 años, ni Uribe, ni Santos, ni Duque le prestaron atención al tema del ruido, y todo parece indicar que Petro tampoco lo hará. Tema intrascendente para quien vive en la comodidad de una casa de campo o de la Casa de Nariño, pero muy trascendente para los ciudadanos de a pie, que trabajan la mayoría en el sector informal (emitiendo y recibiendo ruido, en muchos casos), en horarios tan extremos, que si hay ruido que proviene de un altoparlante o de una motocicleta a altas horas de la noche, es imposible descansar, en lugares donde la policía ni la alcaldía ejercen control territorial.

En la Medellín de Fico, eso del control del territorio, con policía y ejército, se limita a la vera del río y a las orejas de los puentes, la imagen que maquilla lo que se puede ver desde una camioneta. Al igual que con otros problemas, esta Alcaldía no ha sido capaz de controlar el origen, al menos las fuentes fijas de ruido que sí tienen normativa, como lo ha denunciado en X reiteradamente Álvaro Gónzalez por el estruendo producido por Café Dragón, que no les recomiendo, porque de café no tiene nada si no se puede hablar ni escuchar.

Otros escritos de este autor: https://noapto.co/juan-felipe-suescun/

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