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Hay semanas en que es fácil perder la fe en casi todo. En los colombianos, en la humanidad. Las últimas dos semanas, por ejemplo.
El cuerpo de Alexis Delgado, un niño de dos años, fue encontrado enterrado en una finca. El presunto asesino, el tío, Herrán Rodríguez. Los cargos: homicidio, tortura y acceso carnaval violento. La tía tenía la custodia, al parecer por presunto descuido de la madre.
Brayan Snaither asesinó a Sofía Delgado, una niña de doce años: la mató y ocultó su cuerpo. La niña había ido a la tienda de mascotas a comprar un champú. En 2018, el hombre ya había estado en juicio porque habría violado a una menor de 14 años, pero se vencieron los términos y quedó en libertad.
La noticia es que hay temor por ataques con piedras en vías de Medellín. Ya van diez casos en dos meses. Sí, es muy grave y peligroso. Da terror. También los comentarios: que por qué les dan comida a los desechables, que los ceban; que no estamos preparados para esta conversación. La conversación: una limpieza social. Que ya no son humanos ni ciudadanos ni nada. Por eso es fácil desaparecerlos —y menos fácil todo lo demás.
Un hombre escribe una columna cuestionando el número de Falsos Positivos. Dice que la cifra es una mentira, que le preguntó a la JEP. La respuesta: 6.402 corresponden al universo provisional de hechos y como tal no son expedientes, es información que se encuentra registrada en las bases de datos de la Fiscalía, Centro de Memoria Histórica y Coordinación Colombia Europa EE. UU. El columnista pone en entredicho los Falsos Positivos porque, entre otras cosas, no puede dejarse tan mal al glorioso Ejército Nacional. En serio. Tratar de poner en entredicho, desde la cifra, una de las mayores tragedias de nuestra historia.
Las encuestas de las elecciones en EE. UU. tienen empatados a Kamala y a Trump. Trump, el que dijo que los inmigrantes comían gatos. Escucho El Péndulo, de la serie de pódcast Central, de Radio Ambulante, sobre el voto latino en cinco estados que pueden ser determinantes. Habla una latina, dueña de una tienda de productos de belleza, que llegó hace 14 años a Hazleton, Pennsylvania. Fue parte de la ola migratoria de entonces. Dice: “Yo no es que me oponga a la inmigración, pero cuando tú abres la puerta de tu casa, ves entrar a mucha gente y tú no sabes, ahí te entró un bueno, un malo, un asesino. Entonces por eso el país perdió seguridad”. Votará por Trump porque es una persona que cree en dios, dice, y ofrece seguridad. Por Trump, el mismo que quiere echar del país a un montón de inmigrantes.
Todos los días hay noticias desde Gaza. Leo un artículo de France24. Dice: Al menos 115 personas murieron y 487 resultaron heridas en las últimas 24 horas, señaló este martes 22 de octubre El Ministerio de Salud del enclave palestino. El total de víctimas mortales asciende al menos a 42.718 en territorio palestino, pero pueden ser más, porque hay cuerpos atrapados bajo los escombros. El título de la noticia: “Huele a muerte en todas partes”. En un artículo de Noticias ONU dicen que en los últimos diez meses han sido asesinadas unas 130 personas diariamente. La mayoría son mujeres y niños.
El juicio por la violación de Gisèle Pelicot continúa en Francia. Una de las esposas de uno de los acusados de violar a Gisèle dijo que cree que él lo hizo porque ella se negaba a tener sexo, y un hombre tiene que buscarlo en otras partes. Dijo el abogado de Gisèle (y esto da esperanza): “Nunca es una obligación tener relaciones sexuales con tu esposo. ¿Lo entiendes? Gisèle Pelicot dice que no tienes responsabilidad por el hecho de que tu esposo decidiera hacer lo que hizo”.
Hace unos días uno de los artículos que establecía la licencia de maternidad y paternidad en parejas del mismo sexo en la Reforma Laboral fue negado con los votos de la bancada conservadora, leo en Volcánicas. El argumento, dijo el representante que lideró el no, Luis Miguel López, es que era un mico. Lo que establecía el artículo 50 es que las parejas gays que adopten niños puedan acceder a las mismas licencias de maternidad o paternidad que las de una pareja heterosexual.
La filósofa Hannah Arendt escribió sobre la banalidad del mal, sobre cómo la violencia y la crueldad se normalizan en sociedades que eligen no ver, no sentir, no actuar. El silencio y la indiferencia son, también, formas de complicidad.
Podríamos no leer noticias. Apagar el televisor y las redes sociales. No sentir, no mirar. Pero eso ya es también perder la fe en nosotros mismos. Es escondernos del mundo, no enfrentar la realidad de lo que somos como humanos. A veces es difícil encontrar las palabras para decir algo. Para hacer algo. Un día escribí un poema que también hace una lista de cosas que le hacen perder a uno la fe en la humanidad. La parte final la he leído estos días, de nuevo.
…
y etcétera
siempre hay una posibilidad
de empezar otra vez
de creer otra vez
de enseñar, de intentar
de aprender
de start over, de move on
de perdonar, de seguir
de extinguirnos
y que regresen los dinosaurios
Otros escritos de esta autora: https://noapto.co/monica-quintero/