Al ver el estado actual del mundo, no es difícil ver la influencia directa que tiene la actitud de casi todos frente a lo que pasa y las reacciones que solemos tener, pues reflejan con mucha intensidad la desconexión que hay con lo que está por fuera de cada uno; si bien no aplica para todos, sí se siente un cierto egoísmo colectivo (nótese la incoherencia), en el que lo único que parece importar es que yo esté bien y yo consiga lo que quiero, no importa si eso implica hacer daño a otros o a mi entorno.
Es por eso, que gran parte de la respuesta sobre cómo vamos a solucionar tantos problemas que estamos viviendo, está justo ahí, en la individualidad de cada uno sintiéndose parte de algo más grande que sí mismo y que también duele.
Al experimentarse como miembro de una comunidad, en la que puedo aportar y recibir, la forma de ver y entender la realidad cambia, porque no se ve influenciada por el sesgo de qué me pueden dar los otros o qué voy a ganar, sino qué puedo aportar para que todos estemos mejor. Al pensar como colectividad, las fuerzas se unen y se multiplican a niveles que hubiera sido imposible alcanzar avanzando solos.
Y creo que eso es lo que ha permitido que hayamos logrado tanto como sociedad y lo que cada corazón añora profundamente: sentirse parte de algo, sentir que vale y que importa para otros. Al saber eso, la reacción natural y más directa es justamente lograr eso en los demás, es darles el valor y lugar que tienen por sí mismos y no por los juicios que yo u otras personas les impongan.
Si querés sentirte parte y querés experimentar el valor que tenés frente a los otros, lo primero y más fundamental es comenzar por hacerlo y vivirlo con los demás, con las personas que nos rodean y que damos por sentado, con los desconocidos con los que nos encontramos a diario, incluso con los demás seres vivos que nos acompañan, pues así el círculo se agranda y comenzás a percibir ese sentimiento de comunidad.
Esto no debe tomarse a la ligera, hacer parte de algo no es solamente tener una familia, o un grupo de amigos, o un equipo con intereses comunes, ni compañeros de trabajo o estudio; no es una cuestión de tener cosas en común y compartir espacios, eso ya viene por defecto, eso ya hace parte de lo que somos como especie, no podemos vivir solos y ni siquiera nos gusta, no nos hace bien; pero lo que digo acá va más allá de eso y le da valor a lo que hacemos al hacer parte de esos grupos y de la vida de esas personas, pues no es solo cuestión de estar ahí y pasarla bien, es cuestión de poner de mí mismo para darle a otro desinteresadamente y ayudarle a encontrar su propio valor, a estar dispuestos a escuchar y comprender, para poder ayudar mejor.
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