Con la llegada de la era digital, podría decirse que hacer política se volvió más fácil, sobre todo si eso de “hacer política” se entiende como saber manejar una red social para empujar emocionalidades en una coyuntura, en la que el ruido no deja paso a un debate serio, y aumentar seguidores que avalan sin pensar, como tribu digital, la “idea” que cabe en pocas, muy pocas palabras.

En mi entender, eso no es hacer política; es, simplemente, un ejercicio de exposición permanente de unos personajes que juegan con recursos -muy mal utilizados- como la ironía, el sarcasmo o la hipérbole para posicionarse en la opinión pública, una que exige cada vez menos el desarrollo claro y fundamentado de una idea, la argumentación estructurada o el tecnicismo en las discusiones.

La política está llena de estos personajes que aportan poco y gritan mucho. Unos ególatras a los que no les importa el cargo que ostentan ni el territorio que representan. Para ellos, lo verdaderamente importante son ellos mismos, ser “famosos”, virales, imágenes de una realidad paralela en la que se sienten el centro del universo mientras pierden relevancia en la vida real.

Usan el humor, pero terminan siendo tontos; intentan con la ironía, pero son cínicos; se valen de la hipérbole para decir irresponsabilidades.

No se salva ningún partido ni ningún movimiento político. De hecho, a estos personajes se les ha entregado el poder dentro de estas colectividades porque son una máquina de hacer votos en una era en la que los like son más importantes que los planes de gobierno. Son los nuevos idiotas útiles de intereses poco tangibles, pero, con tal de que a estos avatares se les garantice visibilidad, no tienen problema con cumplir su papel de rodillas y con la cabeza gacha.

Ya muchos han llegado lejos: son concejales, diputados, congresistas, ministros y hasta presidentes (también están en el sector privado, pero eso es otro cuento), y seguirán rigiendo el destino de los lugares en los que fueron elegidos si la ciudadanía no les hace frente, los desenmascara y les dice claro lo que de verdad son: tontos, vagos e irresponsables.

Otros escritos de este autor: https://noapto.co/daniel-yepes-naranjo/