Si el Dibu Martínez fuera colombiano

Si el Dibu Martínez fuera colombiano

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Sí, estoy hablando del arquero de la selección argentina, de uno de los jugadores más “odiados” por los hinchas colombianos, que en buena parte son es fanáticos, y, como tal, pierden fácilmente el buen juicio y las proporciones.

Hablo del que fastidia a los jugadores de Colombia, de Francia o del que sea, antes de patear penalties en los partidos decisivos de un mundial o una Copa América, para lograr su cometido: desconcentrar a los jugadores para que fallen en sus ejecuciones. El de algunas celebraciones salidas de tono y el que hace gestos obscenos en las ceremonias de premiación de los mismos torneos o en los eventos de gala de la FIFA para premiar a los mejores del mundo, aun siendo galardonado.

También es el mismo Emiliano Martínez que, aunque apenas con 17 años fue fichado por el Arsenal de Inglaterra en 2009, tuvo que esperar con paciencia y perseverancia una década para entrar en la élite del fútbol mundial, a la que regreso a través del propio Arsenal en el 2019, luego de haber divagado sin gloria en varios clubes de Inglaterra y España. En la selección de mayores de Argentina apenas debutó en 2021, a sus 29 años, y desde entonces no ha soltado la titular. No le tocó fácil, pero ahora, en su madurez futbolística, ha sido premiado varias veces como uno de los mejores arqueros del mundo.

El Dibu también es el quién salvo providencialmente a Argentina en el último minuto de la final del mundial del 2022 ante Francia, cuando le tapo un remate a quemarropa a Kolo Muani, que para mí fue tanto o más decisivo en el título de los albicelestes, que uno de los goles que hizo Argentina en el transcurso del partido o en la definición desde el punto penal.

Para mi criterio, hay varios arqueros en el mundo mejores que él, pero en torneos de selecciones, en esta década, ha sido el más decisivo de todos, que no es lo mismo que ser el mejor. Le reconozco sus méritos, pero no le justifico muchas cosas ni es mi modelo de deportista a imitar: me molestan algunas actuaciones de él dentro y fuera de las canchas, pero no en el grado de animadversión que le genera a tantos compatriotas nuestros.  

Lo que yo no entiendo ni comparto, es que los fanáticos colombianos gozan con las celebraciones entre folclóricas y estrafalarias de Yerry Mina cuando anota desde el punto penal, pero nos indigna cuando el Dibu celebra similar al atajar alguno. Intuyo, además, que esto se acentúa por Martínez ser argentino. Si fuera de otro país, distinta sería la cosa. Paso con la portera holandesa en el reciente mundial Sub-20 en Colombia, cuando en la definición de cuartos de final salía a “trabajar” a las jugadoras colombianas, que no le marcaron ninguno de los tres disparos que tuvieron, pero nadie cargo contra ella.

El caso de El Dibu me hace recordar a otros jugadores, y especialmente porteros, como Julio César Falcioni en el América de los 80 o el José Luis Chilavert de finales del siglo. Incluso, al gran René Higuita, que en algunas latitudes del planeta su estilo de juego fue considerado como poco serio y también provocador, lo cual me parece insólito para alguien, como nuestro querido “Loco”, que tanto contribuyó a la revolución del rol del portero, que desde entonces no solo es atajador, sino también el primer atacante.

Volviendo al título de esta columna, y conociendo un poco las pasiones que el fútbol mueve, estoy casi seguro de que si el Dibu fuera colombiano, sería un ídolo del país futbolero, que subestimaría sus excesos y enaltecería éxitos, como lo hacen la mayoría de argentinos, que gozan, en parte gracias a él, de la época más gloriosa de la su selección.     Tal vez, en el fondo, lo que más nos molesta del Dibu, es que no sea colombiano, para celebrar con y gracias a él copas América y mundiales.

Otros escritos de este autor: https://noapto.co/pablo-munera/

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