Reflexiones sobre el feminismo en la escuela

Reflexiones sobre el feminismo en la escuela

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En una reciente formación con docentes en la ciudad de Barranquilla, un maestro argumentó que el feminismo es lo mismo que el machismo y que las mujeres se han aprovechado de este discurso para agredir a los “machos” y quejarse por todas las tareas que les corresponden. Esta desafortunada declaración, contrario a lo que creí, no provocó la indignación de las maestras en el salón de clase, pero sí las risas de quienes fueron agredidas en la escuela.

No tiene nada de graciosa esta situación. Es evidente que las maestras fueron victimas de violencia basada en género (VBG), y que su relación con este fenómeno lo han normalizado hasta tal punto que lo pasan por alto. El maestro empoderado por las risas de sus víctimas continuó haciendo chistes sobre como las mujeres en la escuela son consideradas como delicadas rosas que deben ser protegidas.

Este correlato entre la mujer como objeto que debe cuidarse y el hombre como el protector que la admira y valida, es una muestra clara de los dispositivos que se han instaurado en el contexto escolar sobre los cuerpos de las niñas y mujeres. Muestra de ello, son las graves consecuencias a corto, mediano y largo plazo de la inasistencia escolar de las niñas durante su menstruación. Según UNICEF y la Fundación PLAN, el 63,7% de las niñas en la ruralidad colombiana prefieren quedarse en casa durante la menstruación, por pena o por burlas de sus compañeros hombres, además de que en sus colegios no hay instalaciones adecuadas para cambiarse.

Frente a este escenario, decidí hacer un pare en el taller y profundizar sobre los efectos de lo que allí estaba pasando. Lo primero que hice fue preguntarles a las maestras cuánto tiempo destinan a las labores del cuidado en el hogar. En promedio contestaron, entre 5 y 6 horas al día. Los hombres asistentes manifestaron una cifra inferior, de 3 a 4 horas. Cuando detallamos qué tipo de tareas asumen cada uno en el hogar, el resultado fue claro en reflejar que las mujeres desarrollan labores de aseo, cuidado familiar y soporte emocional. Por el lado de los hombres, manifestaron realizar tareas de reparación, entretenimiento y de vocería comunitaria. Dicho lo anterior, confirma los datos hallados en la investigación ¿Cuánto tiempo dedican al cuidado las mujeres diariamente en Colombia?, según la cual:  las mujeres dedican a diario en promedio 7 horas 44 minutos al cuidado y trabajo no remunerado, mientras que los hombres dedican 3 horas, 6 minutos (DANE, 2022).

Fue en este punto, donde las maestras que en principio validaron con sus risas el comportamiento del profesor y su comparación con “rosas delicadas”, que interpelaron utilizando frases como: “por donde una lo vea nos toca las tareas más difíciles” y “en la escuela a nosotras las mujeres nos toca cuidar a los niños, mientras los profesores están en la cancha pendiente del partido, no es justo”.

Seguido a este momento, abordamos una serie de preguntas que permitieron entender cómo los gestos mínimos de las VBG tienen efectos trasversales en la vida de las niñas y las mujeres: ¿Cuál es la brecha de género salarial en Colombia? Después de una búsqueda, los docentes encontraron que por cada 100 pesos que recibe un hombre por concepto de ingresos laborales totales, una mujer gana 87,1 pesos (DANE, 2023). La conversación tomó otro tono, uno más vehemente, cuando las profesoras contestaron la siguiente pregunta: ¿Cuántos feminicidios en Colombia son perpetuados por parejas o exparejas? La cifra fue alarmante, cada semana en lo que ha transcurrido del 2024, 4 mujeres fueron víctimas de feminicidio a manos de su pareja o expareja (Procuraduría, 2024). Vale aclarar que dichas cifras no contemplan posibles subregistros.

Sin el ánimo de hacer de este espacio un juicio que condenara a los maestros, propuse explorar un par de creencias que evidencian el machismo: 1. los hombres no lloran y 2. los servicios de salud mental son para las mujeres. Ambas creencias están directamente relacionadas con las expectativas culturales en torno la masculinidad fuerte, que no expresa sus sentimientos y que imposibilita pedir ayuda (OMS, 2023). No en vano, en el 2019 se registraron más de 97.000 suicidios de hombres en Latinoamérica según la Agencia Regional de Salud. Tanto maestras como maestros estuvieron de acuerdo en asegurar que la escuela es un espacio seguro donde el machismo no tiene cabida. Por su parte, la lucha feminista en la escuela se fundamenta en la igualdad en los derechos, oportunidades y la no discriminación de todas y todos. Bajo ningún motivo se podrá comparar el machismo con el feminismo, ya que esta última no busca la superioridad de las mujeres para oprimir a los hombres.

Finalizado el encuentro, un profesor se acercó y me dijo lo siguiente: “hoy muchos llegamos siendo machos y salimos siendo hombres, porque los profesores necesitamos asegurar que la escuela sea un espacio libre de estereotipos sobre las niñas y mujeres”.

Otros escritos de este autor: https://noapto.co/juan-carlos-ramirez/

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