Francia Márquez y la monarquía blanca

Francia Márquez y la monarquía blanca

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Mientras la vicepresidente posaba feliz al lado de los Duques de Sussex, no podía dejar de pensar en lo que estarían diciendo los mamertos si el mismo hecho hubiese sucedido, por ejemplo, con Marta Lucía Ramírez. Me imagino a la propia Francia hablando en contra de exaltar la monarquía más colonialista y esclavista de la historia moderna, lista para reclamar su parte en la tal “deuda ancestral”.

Seguro también tendríamos un trino de Petro, con farragosa redacción, condenando el uso de recursos públicos utilizado para recibir a la élite blanca extractivista responsable del cambio climático que él está resolviendo, mientras derrocha combustible fósil dándole vueltas al mundo en el avión presidencial.

Todo ha cambiado, y no creo que haya sido el poder, que simplemente desenmascara que todo es una pose, un discurso comercial que se adapta a nuevas generaciones que tienen valores más abiertos y que la derecha se demoró en comprender. Afortunadamente, al hacerse explícita la contradicción, nos queda más fácil dejar en evidencia que todo es un engaño y la popularidad del gobierno es un florero cada vez más resquebrajado.

Por ejemplo, el feminismo del gobierno es una mera publicidad, porque basta ver cómo mantiene atornillados en sus cargos a personajes denunciados por maltrato como Benedetti o Morris, o cómo sigue siendo su representante Álex Flórez. Es evidente que son una pose, porque por menos de la mitad, ya habría movilizaciones feministas en todo el país si se tratase de un gobierno de derecha. Pasa igual con todo el progresismo latinoamericano, basta ver la docilidad del feminismo argentino frente a las denuncias de violencia en contra del expresidente de izquierda, Alberto Fernández.

No deja también de quedar el rey desnudo con cada día que pasa el gobierno de Venezuela sin mostrar las actas de las elecciones (que a estas alturas significa que ni siquiera se molestaron en falsificarlas). El supuesto apego fervoroso de los zurdos por la democracia y los Derechos Humanos contrasta con el silencio cómplice que ha mantenido la izquierda iberoamericana frente a Maduro (reconociendo que no falta la rara avis, como Boric o Rubén Blades).

Este gobierno es una farsa perjudicial, que manipuló a millones de personas, especialmente jóvenes, para montar en el poder al socialismo fracasado de toda la vida. Pero cada vez hay más personas señalando sus costuras, van a caer en el 2026 y vamos a recuperar a Colombia.

Otros escritos de este autor: https://noapto.co/jose-valencia/

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