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Anatomía económica: resfriados.

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Los economistas parecemos obsesionados con el ciclo económico, y en realidad lo estamos. Hace unos días, el Dane anunció la cifra de crecimiento económico para enero de 2024 y todos no han parado de hablar de eso. Pero ¿por qué? ¿Por qué todos estamos tan obsesionados con estos datos? ¿Por qué resulta tan importante para nosotros tener esta información?

Para entenderlo, hago el símil con el cuerpo humano. Me explico: la economía es como el cuerpo humano, un todo complejo, con múltiples factores para tener en cuenta, pero que al fin de cuentas deben tener un perfecto equilibrio para que todo funcione correctamente.

El ciclo económico es como la salud en el cuerpo humano; permite evaluar qué tan bien o qué tan mal se encuentra la economía. Es el indicador que nos presenta de manera aproximada cómo está el bienestar de la sociedad. Nos permite identificar oportunidades de mejora para proveer cambios positivos en las condiciones actuales de vida, o nos indica de manera cruda que nuestra población no la está pasando nada bien.

El ciclo, como la salud, puede tener momentos de bienestar o puede encontrarse enfermo. Por lo general, en los auges, la economía está bien, pero está tan bien que es como si el cuerpo se estuviera sobreexigiendo para realizar su día a día, funcionando a más de su capacidad. En las recesiones, la economía está subutilizando sus recursos, es como si la energía del cuerpo humano se encontrara reservada y realmente no estuviera dando el máximo. Siendo la tendencia, el equilibrio perfecto.

Pero entonces, de acuerdo con lo anterior ¿cómo está nuestra economía?

Desaceleración a la vista. Ese es el diagnóstico que daría un economista sensato a la actual situación económica que está viviendo el país. El último trimestre de 2023 fue impactante para la economía, con un crecimiento casi nulo de 0.3%, una tasa de desempleo del 10.01%, siendo la más alta del semestre, y una tasa de inflación del 9.82%, en descenso, pero lejos de la meta de inflación del 3%.

La cifra de enero indica esperanza respecto a lo que se preveía: un crecimiento del 1.6%. Sin embargo, sigue siendo la más baja desde 2021 y está combinada con una tasa de desempleo que no para de crecer, alcanzando el 12.66%, aunque con una inflación en disminución.

La anterior combinación es la mezcla perfecta, casi infalible, para identificar en qué momento del ciclo económico nos encontramos. La economía, en ocasiones, es impredecible, pero en muchas otras da señales de su estado. La nuestra tiene síntomas de resfriado, y cada vez presenta más escalofríos.

Si bien es cierto que hemos visto una leve disminución en la tasa de inflación en los últimos meses, esta aparente mejoría viene acompañada de un costo significativo: un aumento en la tasa de desempleo, además de menores cifras de crecimiento económico, a causa de menor producción y consumo. Este intercambio no es sostenible a largo plazo y podría indicar problemas más profundos en nuestra economía.

En la compleja sinfonía de la economía, el ciclo económico actúa como un termómetro, revelando la temperatura del bienestar social y económico. Al igual que en el cuerpo humano, los altibajos son inevitables, pero es crucial entender cómo interpretar estos cambios y, lo que es más importante, cómo responder ante ellos.

Más allá de ser una mera descripción de cifras y estadísticas, el análisis del ciclo económico nos ofrece una ventana hacia las condiciones de vida de las personas. Detrás de cada punto porcentual de crecimiento o tasa de desempleo hay historias de familias que se ven afectadas, de sueños que se ven truncados o de oportunidades que se desvanecen. Esta comprensión nos exige no solo ser observadores pasivos, sino actores comprometidos en la construcción de un futuro más próspero y equitativo.

Es necesario que los líderes políticos y económicos se comprometan con medidas audaces y sostenibles que aborden las raíces de nuestros desafíos económicos. Esto implica no solo ajustes a corto plazo, sino también reformas estructurales que fomenten la innovación, la educación, el emprendimiento y la igualdad de oportunidades.

Así, como sociedad debemos mirar el ciclo económico para entenderlo, pero buscar medidas que más allá del diagnóstico presenten una solución, para que, como el médico, que luego de la evaluación da el medicamento necesario para una adecuada recuperación, evitemos un catarro peor a nuestra actual situación.

Otros escritos de este autor: https://noapto.co/carolina-arrieta/

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