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Fin de año: memoria y olvido

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Asumimos el fin de año con las ideas de cierre y balance. Es una frontera simbólica a la que llegamos muy cansados y con la ilusión de que, después del 31 de diciembre, muchas cosas serán mejores. Lo cierto es que, llegados a ese límite, lo que abunda es la incertidumbre. Nos queda entonces el rito de mirar hacia atrás para agradecer lo que pasó, lo que desde aquí ya vemos como recuerdo.

Este año que termina fue de grandes y muy sorpresivos cambios. En la casa de los papás la vejez se presentó en forma de enfermedades, de olvidos. Pero, también se mostró con la sabiduría del cuidado amoroso. Seguimos aprendiendo, todos, y tal vez en ese camino lo más significativo ha sido comprender que para cuidar hay que permitirse ser cuidado. Es decir, compartir el esfuerzo también es una manera de asumir la vida con humildad; saberse incompleto, limitado y refugiarse en el abrazo de los otros. Compartir tareas es una manera muy bella del amor: aprendemos a delegar, a descansar, a soltar el control; a reconocer en los otros tantas capacidades que, a veces, perdemos de vista.

Los revolcones del año también enseñan que en la amistad hay revoluciones. Crecemos, cambiamos, dejamos de ser amigos, nos reencontramos, conocemos a otras personas… se fortalecen amistades genuinas. Las tusas por las amistades truncadas son menos frecuentes, pero más potentes. La ausencia del amigo se siente en el cuerpo; la respiración se vuelve suspiro melancólico. Este 2023, atravesado por tanta convulsión política, multiplicó fanatismos haciendo brechas muy anchas entre algunos amigos. Otros buscaron caminos en ciudades distintas y la distancia en kilómetros parece infinita: no hay video llamada que reemplace la alegría del encuentro.

Finalmente, mirando por el retrovisor, encontramos la guía permanente: el amor. La dicha de sentirse amado es tan poderosa que nos da un lugar en el universo para ser únicos y especiales. El amor se expresa de formas poderosas en la familia, en la amistad, con el amado. Enseña que el sentido de la existencia tiene dirección hacia afuera: en la relación con los otros. El 2023 fue, también, un año repleto de amor, y solo queda agradecer por tanto.

Otros escritos de esta autora: https://noapto.co/maria-antonia-rincon/

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