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Si hay algo seguro que hemos tenido los últimos días en el país, e incluso en casi la mitad del planeta, es que está haciendo mucho calor. Y si hay algo que eso ha generado sin parar, son quejas. No mucho más.
Nos quejamos y nos quejamos. Pero, ¿qué estamos haciendo realmente para cambiar? Ese tipo de queja basada en la victimización sin responsabilidad es la que nos tiene en situaciones planetarias tan críticas. Nadie está dispuesto a hacer nada, a renunciar a nada.
Creo que no somos conscientes del nivel de responsabilidad que tenemos por lo que está pasando y por lo que podríamos lograr. Nuestra especie es la causante de los cambios más significativos que ha tenido este planeta en los últimos años. Wow, somos así de impresionantes. No, somos así de egoístas.
Estas crisis climáticas que estamos viendo son solo señales de un problema mayor. Ya mucha gente ha muerto y sigue sufriendo por estos desastres naturales. Pero al parecer ni siquiera eso es suficiente.
Cada año rompemos los récords de todo tipo: temperatura más alta, cantidad de huracanes, tamaño de las inundaciones, especies extintas. Definitivamente somos especiales.
Mientras sigamos acomodados en nuestros carros, con aire acondicionado permanente, comprando miles de cosas que no necesitamos y viviendo desconectados de nuestras raíces. Mientras eso se mantenga, el futuro de la vida en este planeta va a estar amenazado.
El calor es un síntoma, un aviso de que algo está mal. Es una señal de que estamos alterando el clima del planeta, con consecuencias devastadoras para la humanidad y la naturaleza. Pero para la mayoría eso no es suficiente, al parecer.
¿Continuamos con nuestros hábitos de consumo, con nuestros modos de producción, con nuestra dependencia de los combustibles fósiles?
¿O tomamos la oportunidad que nos brinda esta crisis climática para transformarnos?
Como la gran mayoría de situaciones difíciles, esta también representa una oportunidad para ser mejores.
¿Vamos a seguir quejándonos, o vamos a actuar?
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