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Con un par de llamadas

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El asunto aparece en alguna red social, puede ser en una de las que está de moda, una venida a menos, una que apenas se estrena. Salta de un lado a otro y logra triunfar en la carrera absurda de nuestros días: replicarse una y otra y otra vez. Es nuevo principio del periodismo, parece: cercanía, oportunidad, relevancia, veracidad… y viralidad.

Y entonces, claro, salta a los medios de comunicación. Paso de nuevo esta semana. Empezó a crecer en las redes la historia de un niño nacido en el seno del ELN. Dice llamarse Byron y tener 9 años. La historia les hizo la boca agua a quienes quieren explotar al máximo lo que ya sabemos: la perversión de esta guerrilla anacrónica y cruel por donde quiera que se la mire.

Corrieron algunos medios a publicarla. Lo hicieron además, supongo yo, porque les sirve para sus intereses particulares: cobrarle al presidente Petro su intención de negociar un acuerdo con el ELN que, hasta el momento, ha tenido más horas bajas que logros notables. De todas maneras, torpedear un procesos de paz bien podría considerarse un deporte nacional.

Y sin embargo, la historia de Byron no es cierta. Con lo más básico del periodismo (la duda permanente y un par de llamadas) habría bastado para desmontar la falacia. ¿Por qué quedarse solo con la versión que cuenta el video? ¿Cuál es la intención de dar por cierto lo podría ser falso? Eso fue lo que hizo La FM, el medio que hace parte del sistema de noticias que dirige Luis Carlos Vélez. Internet, que todo lo guarda, tiene la prueba ahí en sus archivos fantasmas.

No es el primer medio al que se le cuelan noticias falsas, por supuesto. Hace nada corrió rápida la información sobre la muerte del cantautor español José Luis Perales, llenando titulares. La desmintió el propio José Luis. Algo similar hizo Mark Twain en 1897 cuando el New York Journal lo envió al más allá. “Las noticias de mi muerte han sido muy exageradas”, les corrigió en un telegrama.

Hay más casos. El italiano Tommaso Debenedetti logró durante años engañar a medios de comunicación de pequeñas provincias italianas que luego saltaban a medios de otras partes del mundo. Se inventó entrevistas a famosos (el Dalai Lama, Gore Vidal, el esquivo Philip Roth, los nóbeles Jean-Marie Gustave Le Clézio y Herta Müller) que vendió a medios de comunicación italianos y, una vez descubierto, empezó a crear cuentas falsas en redes sociales donde anunciaba la muerte de algunas celebridades, por ejemplo la del escritor Javier Marías, tres años antes de que ocurriera realmente.

Debenedetti dice en una entrevista que era claro que los medios sabían que eran falsas. «¿Un periódico enano de provincias tiene esa exclusiva mundial y no les parece raro?», se preguntaba a sí mismo.

Y esa es la cuestión: claro que se puede fallar en el periodismo. Te puede engañar una fuente, como cuando Juan Manuel Santos le dijo a El Colombiano que Álvaro Uribe no intentaría reelegirse por segunda vez. Fue titular a seis columnas que enfureció al entonces presidente porque, obvio, claro que quería quedarse en el poder. Fue la Corte Constitucional quien lo evitó.

Pero con lo de La FM y el video del niño de 9 años pasa lo que dice de Debenedetti sobre sus entrevistas inventadas. ¡Claro que era información falsa! Pero al medio le iba bien publicarla. ¿Por qué esperar que otro hiciera la verificación para luego “corregir” la de ellos?

O puede ser que en la cadena de sobreentendidos que pueblan las salas de redacción, en La FM (por no meter a más medios en el mismo saco) anden informando con el deseo, dejando de lado la reportería que les desmonte lo que ansían que sea cierto.

Otros escritos de este autor: https://noapto.co/mario-duque/

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