37 años sin Héctor Abad Gómez

37 años sin Héctor Abad Gómez

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El 25 de agosto de 1987, Héctor Abad Gómez cayó asesinado en Medellín. Tenía 66 años. Su asesinato es conocido como pocos, pero quedó impune como la mayoría. A pesar de que la violencia haya acabado con su vida, no pudo acabar con su legado.

Muchos lo conocemos gracias a la obra de su hijo, Héctor Abad Faciolince, que narra su historia en El olvido que seremos. Era Médico de la Universidad de Antioquia, a donde siempre volvió en diferentes momentos de su vida, y fue un personaje admirable no sólo porque alzó la voz en contra de las injusticias, sino que trabajó por mejorarlas.

Desde el área de la salud pública logró importantes proyectos como las promotoras rurales de salud y las primeras campañas masivas de vacunación contra el polio. De hecho, puso en discusión nuevas formas para enseñar medicina que trascendían los libros y llegaban directamente a lo clave de la formación humana y cercana, algo que múltiples sistemas y escuelas de salud -no sólo en Colombia- no tienen hoy en día.

Sus aportes más importantes se dieron en materia de salud pública; fue pionero en el tema, pues en Colombia ni siquiera se hablaba de eso. Entendió que la medicina tenía que complementarse con salud pública, más aún en un país tan pobre como el nuestro. Que de poco servía curar una enfermedad si una persona no contaba con algo tan básico como agua potable. Por todo esto, también fue fundador de la Escuela Nacional de Salud Pública de la Universidad de Antioquia, que hoy lleva su nombre.

No se puede pensar en su vocación sin su pensamiento político liberal, que abogaba por la defensa de los derechos humanos, el libre pensamiento y la equidad. Una de sus principales causas sigue vigente hoy en día: de acuerdo con una investigación de La Silla Vacía, casi el 10% del país sigue sin tener acceso a agua potable, sobre todo en zonas rurales, donde la cifra llega al 33%. Asimismo, un 27% de la población no cuenta con alcantarillado, y esta cifra sube a un preocupante 87% cuando se habla de la ruralidad.

El ejemplo y el legado de Abad deben ser una guía para los activistas, líderes y gobernantes actuales. En nuestro país persiste la desigualdad, la injusticia y las brechas entre las ciudades y el campo. Por ejemplo, fue Abad el que promovió que los médicos hicieran una etapa de trabajo rural durante su formación. Y, si bien su obligatoriedad es algo de lo que no tengo autoridad o conocimiento para hablar, sí insisto en que Abad era un visionario, pues para el país siempre será urgente destinar recursos a la salud preventiva y al mejoramiento de los recursos en las zonas rurales, tanto para el médico como para el paciente.

Cada profesional que presta su vocación a las comunidades más olvidadas rinde homenaje al maestro Héctor Abad Gómez. Que el aniversario de su asesinato nos recuerde que la lucha por la dignidad humana prevalece a pesar de la violencia, y que hacer memoria siempre es relevante para homenajear la vida de quienes han dado todo por dejar un mejor país, hasta su vida. Que, 37 años después de esa época de “guerra sucia” sigamos promoviendo el diálogo, la libertad y la defensa de los derechos humanos en un país que puede destilar tanto odio, y que puede hacer tanto daño a través de él. Ojalá tuviéramos más ciudadanos, padres y profesionales con la altura, brillantez y humanidad que tuvo Héctor Abad Gómez. Larga vida a sus ideas, su legado y su vocación.

Otros escritos de este autor: https://noapto.co/esteban-mejia/

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