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Manuela Restrepo

Y que sea lo mejor para todos

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Ha sido bastante difícil escribir esta columna. Me siento, como creo que gran parte de los colombianos, agobiada, exhausta, desosegada. No tengo mucho que decir hoy 19 de junio de 2022, creo que ya todo se ha dicho, no paramos de repetirnos.

Esta segunda vuelta presidencial sacó lo peor de nosotros, de todos.

Todas las columnas hablan de lo mismo, todas las conversaciones giran alrededor de lo mismo. Los noticieros, las redes sociales, los medios en general y nosotros como sus multiplicadores no dejamos de repetir lo mismo. Ataques a dos bandos, medio país versus el otro medio. Los videos de uno contra las propias declaraciones del otro. Los que se le suman a uno contra los que rechaza el otro. Los machismos del uno y los machismos del otro.

Dos caras de la misma moneda.

Y en la mitad nosotros, consumiendo toda esa basura, replicándola, haciéndola más grande y más potente. Simples máquinas de este sistema oxidado.

Yo, que normalmente disfruto los escenarios políticos y democráticos, he sentido necesidad de lejanía, he preferido ver a la mujer hablar con alienígenas y hacerme la desentendida frente a este oscuro panorama electoral. Yo, que normalmente disfruto el debate, he preferido encerrarme en libros de ficción y tontas series de risas en el fondo para no tener que pensar más en el ambiente que invade la realidad.

Estas elecciones nos dejaron heridos y esta herida es tan profunda, tan dolorosa, tan grave, que dudo que cualquier resultado pueda paliar el dolor.

Agotamiento. Todos queremos que esto termine, arrancar la curita de un solo tirón, tirarnos con los ojos cerrados de la montaña rusa, del abismo, asumir las consecuencias. “Que pase lo que tenga que pasar” es la frase que más he escuchado estos últimos días. Que pase lo que sea, pero que pase ya.

Pensé también en hacerme la desinteresada y escribir, no sé, sobre el placer de la lectura y el recogimiento, quizás sobre plantas o la carga que soportamos las mujeres en nuestro cuerpo y nuestra salud con los métodos de planificación familiar… pero no pude, no lo logré. Me fue imposible dedicar estas palabras, este espacio a temas que hoy no ocupan ninguna agenda. Y, a pesar de ser consciente de que el tema de hoy no podría ser otro que las elecciones, “cantar el voto”, defender mi posición o candidato, estas manos, esta cabeza y yo, simplemente yo, no soy capaz de decir algo más, algo no dicho, algo que realmente aporte al debate.

Así que, amigo lector, gracias por su tiempo de domingo leyendo esto, que no es más que un grito desesperado por acallar unos chillidos que emergen de todas partes. Y que sea lo mejor para todos, para Colombia.

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